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Putin vs. Obama

Ajedrez o parchís

AL, estratégica

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Playa de Iracema, en la ciudad de Fortaleza, Brasil, donde este lunes comienza la sexta cumbre de presidentes de los países BRICS, grupo integrado por Brasil, Rusia, India, China y SudáfricaFoto Roberto González Amador
A

ños atrás, cerca de finalizar su segundo mandato formal, Vladimir Putin manifestó su hartazgo por el mundo unipolar impuesto por Estados Unidos a raíz de la caída del Muro de Berlín, pero especialmente a partir del derrumbe de la Unión Soviética. Si la humanidad quiere perfilar un mejor futuro, tal desequilibrio debe desaparecer. Y desde entonces ha actuado en consecuencia.

Apenas unas semanas atrás, en entrevista con el diario cubano Granma, el líder ruso lo reiteró, con la satisfacción de que la balanza tiende a equilibrarse: el modelo de un mundo unipolar ha fallado. Hoy en día esto es evidente para todos, incluso para aquellos que intentan actuar dentro de su antiguo sistema de coordenadas, conservar el monopolio y dictar sus reglas del juego en la política, el comercio y las finanzas. El mundo está cambiando muy rápidamente. Estamos viendo cambios geopolíticos colosales.

No mucho tiempo atrás, en medio de acontecimientos geopolíticos de primerísimo nivel (Siria, Ucrania, Crimea) alguien definió la profunda diferencia existente entre los mandatarios ruso y estadunidense: Vladimir Putin, decía, es un extraordinario jugador de ajedrez; Barack Obama, por su parte, a duras penas intenta ser un jugador de parchís. La diferencia, pues, resulta abismal, y en los tres acontecimientos citados, para no ir más lejos, el jaque mate de Putin a Obama dejó a éste en calzoncillos.

Pero no quedó allí. Putin mueve otra pieza en el tablero y, harto de la unipolaridad, actúa en consecuencia. El líder ruso voltea los ojos hacia América Latina, harta a su vez de la depredadora unipolaridad estadunidense y su permanente cuan nula promesa de ayudar a la región. Por ejemplo, entre lo más reciente, algo extremamente delicado, la Casa Blanca decidió ayudar a los niños migrantes latinoamericanos de la única forma que lo sabe hacer: sáquenlos a palos, deposítenlos fuera de nuestras fronteras como sea, ha sido la consigna.

El vecino del norte, pues, depredador, altanero y sordo. Esto último, porque a lo largo de cuando menos una década las naciones del mundo, de la mano, han exigido el fin del bloqueo a Cuba, impuesto caprichosa e ilegalmente desde tiempos de Kennedy. Año tras año se escucha tal reclamo en la Asamblea General de la ONU, y Estados Unidos responde dando palos, amenazando y apretando más las tuercas en contra de la isla.

Del otro lado del planeta juegan ajedrez, y deciden poner en práctica, rápida y contundente, con hechos no con discursos, una campaña de acercamiento y vinculación con las naciones latinoamericanas, comenzando por Cuba: “el ‘continente ardiente’ no es algo sólo de cierta etapa del pasado latinoamericano. Es un símbolo de la aspiración a una vida mejor, la prosperidad, el progreso y la justicia social. Hoy la cooperación con los estados de América Latina es una de las direcciones claves y muy prometedoras de la política exterior de Rusia. El multilateralismo en los asuntos mundiales, el respeto al derecho internacional, el fortalecimiento del papel central de la ONU y el desarrollo sostenible son los principios que nos unen. Todo eso nos convierte en colegas a nivel internacional y nos permite desarrollar la interacción para resolver una amplia serie de problemas”.

Vladimir Putin visita La Habana y el primer acuerdo formal entre ambas naciones es cancelar 90 por ciento de la deuda cubana con la ex Unión Soviética. Así, de un plumazo, a la isla le borran 32 mil millones de dólares de débito, y los 3 mil 500 millones restantes serán invertidos justamente en Cuba en significativos proyectos que nosotros con la parte cubana planificamos elegir y concretar, anunció Putin. De cereza, y para que no quede duda, el líder ruso se compromete a ayudar a Cuba a superar el bloqueo ilegal impuesto por Estados Unidos. Junto a ello, todo tipo de acuerdo energéticos, científico-tecnológicos, económicos, de infraestructura, salud y culturales, entre otros. Rápido, contundente, sin discursos.

De allí a Buenos Aires (donde además de Cristina Fernández, con quien firmó un acuerdo sobre el uso pacífico de la energía nuclear, dialogó con el presidente uruguayo, José Mujica), con escala en Managua, para terminar su gira en Brasil, con la sexta cumbre de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica; en un foro adicional participarán 12 líderes de América del Sur). Se trata, pues, de convertir las relaciones internacionales en un sistema policéntrico basado en varios puntos de desarrollo mundial, y confirma nuestro interés por una América Latina unida, fuerte, económicamente sostenible y políticamente independiente, que se esté convirtiendo en una parte importante del mundo policéntrico y emergente, dijo Putin.

Los mandatarios de ese grupo de naciones formalizarán, entre otras tantas cosas, el nacimiento del Banco de Desarrollo de los BRICS, que financiará proyectos conjuntos de infraestructura. Paralelamente, formalizarán la creación de la Fundación de Reservas de Divisas, que contará con 100 mil millones de dólares (Rusia, India y Brasil aportarán 18 mil millones cada uno, Sudáfrica, 5 mil millones y China 41 mil millones). Con esta iniciativa, el FMI y el Banco Mundial deben poner sus barbas a remojar.

Otra iniciativa rusa, en el marco de los BRICS, es una asociación energética, cuyas actividades estén dirigidas a garantizar la seguridad energética de los países participantes, llevar a cabo la investigación y el análisis de los mercados mundiales de hidrocarburos. En el marco de esta asociación proponemos un banco de combustible de reserva y el Instituto de la Política Energética de los BRICS. Además, la creación de una universidad que reúna los principales centros educativos superiores de los cinco países y que se especialice en temas económicos y técnicos. Y de pilón, Putin participó en la ceremonia de entrega simbólica del relevo del Mundial de Brasil, pues en 2018 la copa futbolera se disputará en Rusia.

Así o más actuante, en el entendido de que, como dice el líder ruso, los diversos desafíos y amenazas de los tiempos modernos exigen negarse a los intentos de imponer a otras naciones los modelos de desarrollo ajenos. Esa actitud ya ha demostrado su inconsistencia. No sólo no ayuda a arreglar los conflictos, sino que lleva a la inestabilidad y al caos en asuntos internacionales.

En síntesis, ajedrez o parchís.

Las rebanadas del pastel

¿Cuántos años acumula América Latina solicitando ayuda al poderoso hermano del norte continental? A cambio, ¿cuántos recibiendo a cambio palo y expoliación?

Twitter: @cafevega