Chilpancingo, Gro.,16 de julio.

Una semana después de los enfrentamientos ocurridos en la cabecera municipal de Chilapa de Álvarez, que dejaron 14 muertos y nueve heridos, alrededor de 200 personas marcharon por las principales calles de la ciudad para exigir paz en la región.

Durante la movilización se demandó que se presente con vida a personas desaparecidas durante los choques ocurridos el 7 y 8 de julio en ese municipio de la Montaña baja de Guerrero entre dos presuntos grupos de la delincuencia organizada que disputan la plaza.

Entre los participantes en la marcha hubo contingentes de creyentes católicos y evangélicos, así como comerciantes y funcionarios del ayuntamiento de Chilapa, todos vestidos de blanco. También marcharon taxistas, uno de los gremios más golpeados por la delincuencia organizada, sobre todo la semana pasada, cuando dos de sus integrantes fueron asesinados. La marcha concluyó en la plaza cívica de Chilapa.

Mientras, Francisco Benítez Domínguez, ex regidor y líder de comerciantes en Chilapa, aseguró que los gobiernos estatal y federal saben perfectamente dónde están y quiénes son los integrantes del presunto grupo delincuencial que vino a atacar el 7 de julio nuestra cabecera municipal. Es solamente cuestión de voluntad realizar una operación contra ellos.

Señaló que las instituciones no pueden quedar rebasadas por un grupo delincuencial. Deben actuar. Queremos ver que (los criminales) sean llevados ante la justicia. No queremos más impunidad. El hecho de que hayan venido a las calles de Chilapa a matar y crear terror sin que alguien les pusiera un alto revela que las corporaciones municipales no estuvieron atentas a lo que estaba pasando.

Indicó que la policía municipal tiene más de 200 elementos y desde el principio debió ocuparse de la seguridad; sin embargo, eso no sucedió: tuvimos que esperar horas, que hubiera más muertos y que llegaran las autoridades del gobierno del estado. Hasta entonces nos hicieron caso.

El municipio de Chilapa de Álvarez es la entrada a la Montaña alta. Se ubica a 80 kilómetros de Chilpancingo y a poco más de 100 kilómetros de Tlapa. Es un punto estratégico para el trasiego de drogas provenientes de los municipios de Ahuacotzingo y Quechultemango, con los que colinda.