Enseñaremos a hijos de migrantes ese universo originario e irrenunciable, señala
Replican escritores el taller El Camino de la Iguana en todo el estado de Oaxaca
La poesía y la literatura son armas amorosas
para combatir la violencia, expresa la poeta a La Jornada
Viernes 18 de julio de 2014, p. 3
El Camino de la Iguana se prepara para cruzar la frontera. Es un logro más del proyecto creado hace tres años por la poeta Natalia Toledo (Juchitán, 1968) y el narrador Víctor Cata con la finalidad de enseñar a los niños de Oaxaca la riqueza literaria de uno de los idiomas más bellos de ese estado, el hablar de los hombres que vienen de las nubes: el zapoteco.
En agosto llevarán su taller de lectoescritura y literatura a los pequeños hijos de migrantes que viven en Los Ángeles, California. Además, Natalia y Víctor preparan un encuentro para finales de año que pretende reunir a la mayor cantidad de ex alumnos que han compartido con ellos las ganas de dotar de una nueva vitalidad a esa lengua originaria.
El Camino de la Iguana, nombre del taller, no sólo tiene como sedes al Centro de las Artes de San Agustín (Casa), en Etla, y a la Casa de Cultura de Juchitán, pues se trata de una iguana paseadora
, dice Natalia a La Jornada.
Han recorrido varias comunidades del Istmo de Tehuantepec, el Valle, y las sierras Norte y Sur, para mostrar cómo se crea el mundo mediante la palabra zapoteca.
En un principio, añade la poeta, se pensó el curso sólo para niños a partir de seis años, pero al primer taller que impartieron llegaron 150 personas, entre ellos profesores de enseñanza bilingüe y muchos jóvenes interesados en la creación literaria.
Como pudimos nos organizamos, abrimos dos grupos y comenzamos a enseñarles las reglas de la escritura en zapoteco, además de poesía y cuento, siempre desde la perspectiva y mirada de nuestra lengua materna y haciendo analogías con obras en otros idiomas. El resultado es que, además de que generamos lectores, ya tenemos autores que escriben en zapoteco y están ganando premios. Son jóvenes con talento que llegaron a pulirse a nuestro taller
, señala con orgullo Natalia.
Enseñanzas de Carlos Montemayor
Aunque el material didáctico y literario no abunda, también se han dado a la tarea de elaborarlo. Por ejemplo, explica Natalia Toledo: Hicimos carteles con grabados de las partes del cuerpo, con sus nombres en zapoteco y otros con las onomatopeyas del siglo XVI que encontré en el vocabulario de fray Juan de Córdova
.
La poeta también tradujo a Esopo, con la colaboración de escritores de las cuatro variantes del zapoteco y prepara una lotería, además de contar con varios poemarios propios.
El Camino de la Iguana ya se reprodujo, pues en todo Oaxaca lo imparten escritores. Natalia Toledo calcula que han participado cerca de 2 mil personas, las cuales están conscientes “de que es un gran prejuicio y no una idea propia el que se piense que el zapoteco es un dialecto que no se puede escribir. Siempre nos han dicho eso, que sólo es oral, que los códices y piedras no hablan, que no tenemos derecho a ser cultos, pero no es cierto.
“El maestro Carlos Montemayor (1947-2010) aseguraba algo que se puede aplicar también a nuestra lengua: él afirmaba que las obras más importantes griegas y universales las hicieron sociedades ágrafas. En eso insistimos en nuestro taller: en que el signo no nada más es el alfabeto latino. El zapoteco tiene un universo al cual no hay que renunciar. En Monte Albán se han encontrado indicios de una escritura que si bien no se desarrolló tiene un gran valor.
De esa memoria oral y de ese aprendizaje venimos, de ahí nos hemos alimentado, de lo que salió de la boca de nuestros padres y abuelos. Por eso, yo lo comparto ahora. De eso se trata esta cadena que no se ha roto desde hace 500 años
.
En este 2014 se impartirán 12 talleres que culminarán con el encuentro en el que, además de la participación de autores que continúan desarrollando su gusto por la literatura en zapoteco, habrá conferencistas invitados como Margo Glantz, Cristina Rivera Garza, Mario Bellatin, Briseida Cuevas y Javier Castellanos, entre otros.
“Los niños de El Camino de la Iguana aprenden que el universo de los idiomas originarios en México es diverso, fuerte, que todavía respira, que son muchos y hay que protegerlos, pues es nuestra riqueza.
“En este proyecto nos apoyan muchas personas e instituciones, entre ellos, siempre y de manera incondicional y no nada más con recursos: la pasión del maestro Francisco Toledo, el gran promotor del zapoteco desde hace muchos años y quien ha editado libros valiosos con los que muchas personas se ha formado.
“Ahora que en el país y en Oaxaca están pasando cosas muy violentas, la poesía y la literatura, además de dar esperanza, son armas amorosas e imaginativas. Es una gran satisfacción ver a los niños entregados a ellas, pues la poesía salva en los momento en los que pareciera que las almas se quiebran.
“Por lo menos, creo que en El Camino de la Iguana aprenden que no tiene que renunciar a su lengua materna, que una persona es mucho más rica al hablar dos idiomas, en especial el zapoteco, tan lleno de figuras y música. No queremos quedarnos mudos jamás”, concluye Natalia Toledo.