Poesía en movimiento es lo que presenta el Béjart Ballet de Lausanne, cada vez que interpreta Bolero, obra maestra de su fundador Maurice Béjart (1927-2007), uno de los genios de la danza en el siglo XX.

Como ha asegurado Gil Roman, director artístico de la compañía suiza, la obra del coreógrafo francés es fuerte y vigente, porque se trata de una creación y no de una pieza del pasado.

En el Palacio de Bellas Artes ocurrió este mágico suceso, en el que Elisabet Ros (Barcelona 1969), solista de la agrupación, desborda sensualidad, fuerza y belleza encima de una plataforma circular roja.

Sin ningún contacto físico entre ella y el grupo de hombres que bailan a su alrededor, surge una conexión mediante el balanceo de su pelvis.

Creada en 1961, la coreografía Bolero se ha convertido en una obra monumental. Fascina ver el constante movimiento de pies, como una marcha, que lleva a un sutil desplazamiento pélvico y conforme la melodía avanza se suman algunas acciones de brazos, en forma de autocaricias.

Con elegantes movimientos, la bailarina provoca a los intérpretes que la rodean. Ella representa la melodía, ellos el ritmo, en esta dramaturgia musical que los bejartianos disfrutarán como parte de las actividades conmemorativas por los 80 años del Palacio de Bellas Artes.

Mientras los bailarines de forma paulatina dejan sus sillas para incorporarse a ese crescendo que escribió Maurice Ravel, se escucha la voz de Gil Roman, quien da indicaciones a los intérpretes, durante un ensayo previo a la primera presentación del Béjart Ballet Lausanne en el máximo recinto cultural del país.

Armonía entre música y cuerpos

El heredero del coreógrafo marsellés interrumpe el ensayo y pide a los bailarines que estiren más los brazos y las manos, así que repiten la última parte de la coreografía. Los jóvenes al escuchar la música inician con movimientos cortados en brazos y muñecas, los que se repiten una y otra vez hasta que empiezan a girar alrededor de la plataforma.

Desde su butaca, Gil Roman sigue la coreografía, observa las posiciones y movimientos del grupo, quiere la armonía entre la música y el cuerpo de los bailarines. Al ritmo del tambor, Elisabet Ros imprime mayor intensidad, mientras los hombres se aproximan cada vez más a ella.

El desenlace se acerca, ese que tal vez algunos tendrán la oportunidad de ver por primera vez, que provocará exclamaciones de ¡Bravo! y aplausos, como sucedió en el ensayo.

Para Elisabet Ros, quien ingresó en 1997 al Béjart Ballet Lausanne, lo que intentan expresar los bailarines depende del ballet, pero son sentimientos del ser humano que nosotros sentimos como puede ser el amor, la tristeza, el querer aprender de uno mismo y de compartir. Siempre es algo que viene del interior, no siempre son gestos, aunque el gesto es una extensión del sentimiento.

El Béjart Ballet Lausanne además de Bolero, en el que participan más de 20 bailarines mexicanos, interpretará Lo que el amor me dice, con la Sinfonía número 3 de Gustav Mahler, y Siete danzas griegas, con música de Mikis Theodorakis.

Las tres obras que serán interpretadas en el Palacio de Bellas Artes representan el trabajo del fundador de esa compañía en cuanto a la abstracción lírica, el amor y la emoción, así como el placer dionisiaco de bailar, y la dramaturgia musical llevada a escena.

La primera de las presentaciones del Béjart Ballet Lausanne en el recinto de avenida Juárez y Eje Central Lázaro Cárdenas, Centro, fue anoche y hoy será a las 20:30 horas; mañana sábado a las 13 y 19 horas y el domingo a las 13 horas.

La función de las 13 horas del sábado se transmitirá en una pantalla gigante instalada en la explanada del recinto cultural.

La compañía que dirige Gil Roman también se presentará en la inauguración de la edición 34 del Festival Internacional de Danza Contemporánea Lila López, que se desarrollará del 22 de julio al 2 de agosto en San Luis Potosí.