Por primera vez, La Colmenita trae su proyecto teatral a la ciudad de México
Replican en América Latina y Europa esa iniciativa que no se limita a la creación escénica; su finalidad es cultivar los máximos valores humanos
Desde hace casi 25 años fomentamos el bien como una necesidad para salir a vivir todos los días, dice Carlos Alberto Cremata a La Jornada
Miércoles 30 de julio de 2014, p. 2
Los niños deberían de juntarse, por lo menos una vez a la semana, para ver a quién le pueden hacer un bien, todos juntos
, es la idea de José Martí (1853-1895) y el espíritu que mueve el trabajo artístico y de bienestar social de la compañía cubana de teatro infantil La Colmenita.
La reconocida agrupación, con casi 25 años de trayectoria, está por primera vez en la ciudad de México para presentarse en varios foros.
Fundada y encabezada por Carlos Alberto Cremata, La Colmenita es un extraordinario y singular proyecto escénico, cuya finalidad no sólo es crear niños interesados por el teatro, la música y el baile, sino esencialmente fomentar en ellos los más altos valores humanos, como la solidaridad, el respeto y el bienestar social.
La principal labor del grupo consiste en presentarse en zonas marginadas y de escasos recursos económicos, donde los niños crecen en medio de la violencia, las drogas y la pobreza, para de ser posible dejar una semilla, con la finalidad de que florezca una nueva colmenita.
El espíritu de La Colmenita se multiplica en varios países de América Latina y Europa, mediante la creación de decenas de agrupaciones artísticas, las cuales se adaptan a la identidad y problemáticas de cada ciudad o país.
Se han presentado en varios países. Por ejemplo, en Sevilla y Tenerife, España, hay dos colmenitas. Otras en Santo Domingo, República Dominicana y en Bogotá, Colombia. En esta última ciudad se encuentra una de las más extraordinarias desde el punto de vista musical, porque está asociada a la Filarmónica de Colombia: cien de los 300 niños de la orquesta son músicos de la colmenita
.
En Buenos Aires existen seis colmenitas en zonas muy pobres. En Venezuela, se pueden contar 21, en nueve estados.
En estos momentos, abunda Cremata, salieron dos de nuestras representantes colmeneras cubanas hacia Winnipeg, Canadá, para crear la primera agrupación en aquel país. Va a ser una colmenita en idioma inglés
.
La Colmenita original se fundó el 14 de febrero de 1990. Hoy la integran 114 niños y niñas. De los cuales 30 visitan el país. El resto se encuentra en Santiago de Cuba, para la conmemoración del Asalto al Cuartel Moncada.
La agrupación tiene en activo
un repertorio de más de 20 obras. Hasta el momento, en 10 municipios de La Habana se encuentra un grupo artístico que integra entre 50 y 100 niños y niñas, cada uno. Asimismo, hay una colmenita en casi todas las provincias del país y en algunas hasta dos
, explica Cremata.
De los miles de niños que han pasado por La Colmenita y que hoy son jóvenes de más de 25 años, sólo 5 por ciento continuó con una carrera artística; el 95 por ciento restante son médicos, ingenieros, bomberos, dentistas, maestros... de todas las profesiones. Porque el objetivo de La Colmenita no es formar artistas. En Cuba existen muchas y muy buenas escuelas de arte
, expresa Cremata en entrevista con La Jornada.
La Colmenita es el lugar donde acude el niño después de su horario escolar, para jugar al teatro, a la danza, a la música
, destaca.
El teatro, la música y el baile son un pretexto para fomentar diversos valores humanos
.
Las funciones artísticas de La Colmenita, que niños y espectadores adultos pueden apreciar, es sólo la punta de un iceberg, resultado de un enorme trabajo de equipo.
“El verdadero trabajo –apunta Cremata– se realiza los días que nos reunimos, para entre otras cosas, hacer un círculo de energía y repetimos siempre la frase de José Martí, la cual es nuestra guía: ‘Los niños deberían de juntarse, por lo menos una vez a la semana, para ver a quién le pueden hacer un bien, todos juntos’.
Lo que tratamos de fomentar es el bien como una necesidad para vivir, para salir a vivir todos los días
, señala el creador escénico.
“La idea no es que el niño salga a la vida, bajo la coyuntura del azar, sino con el hambre y la sed de hacer buenas acciones; esa es nuestra filosofía.
“Son buenas acciones que nos contamos como ‘en secreto de pandilla’, de entre nosotros no salen, porque Martí también dijo que el bien, la buena acción, no se hacía para llamar la atención del mundo, sino porque dentro del corazón se siente un gusto cuando se ha hecho un bien. Eso es ser útil, decía también Martí.
“Los niños son los que mejor conocen los valores humanos. Ellos conocen mucho mejor la palabra desinterés, trabajo en equipo, la verdadera solidaridad, cómo entregarse al otro sin prejuzgarlo, más que muchos adultos. De eso se trata La Colmenita. En Cuba decimos: nunca damos lo que nos sobra, sino que compartimos lo que tenemos. En este caso, compartimos una forma de hacer el bien y ser útiles.
Cuando un ministro o secretario de Cultura nos pide que hagamos una colmenita, nosotros les obsequiamos absolutamente todo, desde los textos originales y diseños hasta las bandas sonoras. Sólo pedimos que respeten nuestra filosofía: utilizar el arte como pretexto, no para lucrar, no para hacer compañías artísticas dirigidas por adultos, sino para propiciar en los niños ser mejores seres humanos.
Tal es la importancia de La Colmenita cubana, que el Unicef (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia) los nombró embajadores de buena voluntad en 2007. Entre otros motivos, por abanderar el derecho de los niños a la verdadera participación.
En el mundo, dice Cremata, ese es uno de los derechos que más se violan, pues aunque el niño tiene derecho a la participación, muchas veces es manipulado o sigue la pauta del adulto. Lo que hacemos es respetar deseos e ideas de los niños. Son ellos lo que deciden lo que debe aparecer en escena
.
Colmenita muy humilde en SLP
En México, hace algunos años, hubo una colmenita en Chiapas, con niños indígenas que no dominaban el español, pero el maestro argentino que la encabezaba, por diversas razones, la tuvo que dejar y de manera paulatina languideció, recuerda el director cubano. Hubo otra en Querétaro, la cual se constituyó más como un coro. Sin embargo, hay todavía una colmenita muy humilde
en San Luis Potosí. En la ciudad de México, comenta, se analiza la posibilidad de crear un grupo.
Hace tres años, La Colmenita se presentó en Mérida, Yucatán, y no tuvieron la oportunidad de llegar a la ciudad de México. Ahora, por primera vez hacen una gira por el Distrito Federal, con el auspicio de las autoridades delegacionales de Iztapalapa, Tlapan y Álvaro Obregón, y la embajada de Cuba en México, expresa la diputada Aleyda Alavez Ruiz.
Entre los foros donde se han presentado se encuentran los centros culturales Fausto Vega, en Iztapalapa (domingo), y San Ángel (avenida Revolución, esquina Madero), lunes y martes.
Este miércoles darán función a las 11 horas en la Sala Quetzalcóatl (Cuauhtémoc s/n, esquina calzada Ermita Iztapalapa, barrio San Pablo), Iztapalapa.
Y ese mismo día, a las 17 horas, será en el Domo de Ermita Zaragoza (Congreso de Chilpancingo Sur, esquina Andador Texmalaca, Unidad Habitacional Ermita Zaragoza), en esa delegación).
La Colmenita concluirá sus presentaciones los días primero y 2 de agosto, a las 12 horas, en el Centro de Artes y Oficios de la delegación Tlapan (Jesús Lecuona s/n, esquina Oaxaca, colonia Miguel Hidalgo, segunda sección, Tlapan).
Entre divertidas canciones y bailes, al ritmo del son cubano, boleros, huarachas y congas, La Colmenita escenifica su propuesta La cucarachita Martina y los Bam Bam, en la que los chicos utilizan varios instrumentos musicales que hacen de la puesta en escena un tremendo guateque, donde al final se ven involucrados niños y adultos asistentes a la función.
Después de sus presentaciones en la ciudad de México, La Colmenita regresará a Cuba, para partir a Kuwait, donde actuarán del 7 al 15 de agosto.
Del 19 al 28 del mismo mes, viajarán a Guinea Ecuatorial, invitados por la primera dama de ese país, Constancia Mangue Nsue de Obiang, esposa del presidente Obiang Nguema Mbasogo, quien en una carta dirigida a la compañía expresó su deseo de que en esa nación se creara la primera colmenita, para posteriormente replicarla por el resto del continente africano.