Realizan su labor sin recibir pago; muchos han resultado heridos
enemigo
Viernes 1º de agosto de 2014, p. 28
Durante un raro momento
de calma, rescatistas de Gaza
hablan con Kim Sengupta de
los horrores que enfrentan.
Gaza, 31 de julio.
Amr Khadar aprovechó unas sorpresivas horas de calma para tratar de arrancar de sus botas capas acumuladas de alquitrán quemado que se formaron cuando entró corriendo al patio de un depósito mecánico en Shujaya que estaba en llamas después de un ataque con misiles.
Su tarea se dificultaba pues una de sus manos se movía de manera muy torpe: la tenía envuelta en gruesas vendas debido a que el rescatista se la quemó con un trozo de metal ardiente cuando trataba de salvar a un herido.
Fueron horas de frenética labor tras el bombardeo con misiles contra el mercado principal en que murieron 15 personas y 150 más resultaron heridas. Pudieron haber sido muchos más muertos si los dos tanques de abastecimiento que había en el depósito hubieran explotado. Afortunadamente, sólo uno estalló
, señaló Khadar, de 34 años. Había personas tiradas en la calle. Dos de nosotros tuvimos que saltar sobre el fuego para llegar a los hombres que estaban en el depósito porque de lo contrario la gente se hubiera quemado viva. Fue terrible lo que sucedió
.
La gente estaba desprevenida, estaba de compras por ser los días que siguieron al fin del mes de Ramadán. Había alguna certeza de seguridad porque el ejército israelí había declarado un cese del fuego, una pausa humanitaria de cuatro horas, y eso significaba una oportunidad para reabastecerse.
También estaba la esperanza no dicha en voz alta de que un rayo, aunque sea uno hecho por el hombre, no cae dos veces el mismo día. Esa mañana la escuela primaria para niñas Jabaliya, que era usada como albergue para refugiados, fue atacada.
Dicha embestida costó la vida de 19 personas y dejó heridas a más de cien. A ello siguió la condena internacional encabezada por la Organización de Naciones Unidas (ONU), que acusó a los israelíes de haber cometido, con toda probabilidad, crímenes de guerra. Incluso Estados Unidos hizo un discreto llamado de atención a Tel Aviv.
El ejército israelí insistió en que sus tropas recularon a ataques de mortero disparados desde las cercanías de la escuela, y aseguró que se llevaría acabo una investigación sobre lo ocurrido.
Los servicios de ambulancia, que estuvieron ocupados tras ataques isarelíes sobre Jabaliya y Jan Yunes, se trataban de reagrupar. Muchos de los rescatistas estaban heridos y fueron llevados a hospitales en autos privados y taxis.
Usamos todas las ambulancias disponibles, que no eran muchas
, admitió Khadar. Tenemos problemas para conseguir combustible y había pocos hombres porque muchos de nuestros compañeros viven en distintas localidades y fueron a sus casas para celebrar el fin del Ramadán
, agregó.
Khadar salió a toda prisa de su casa sin avisarle a su esposa e hijos a dónde iba; una práctica común que han adoptado todos los rescatistas para evitarles más preocupaciones sus familias. Una ambulancia estacionada junto a mí recibió disparos de soldados israelíes en Beit Hanun y cometí el error de llamar a mi familia para decirles que yo estaba bien. Fue un error. Querían que de inmediato volviera a casa. Traté de explicarles que este es mi trabajo; siempre es muy difícil
.
Muchos de ellos han realizado las labores de rescate sin que se les pague porque son empleados de la administración de Gaza, que está a manos del grupo Hamas, que está en la quiebra. Los trabajadores públicos contratados por Fatah, por otra parte, reciben salario. Lo que es otro punto de fricción interna entre las dos organizaciones palestinas.
En su oficina en el Hospital Europeo de Jan Yunes, un grupo de paramédicos reflexiona sobre las tribulaciones derivadas de ser empleados de Hamas.
Los israelíes nos tratan como enemigos; no nos ven como el servicio de ambulancias de Hamas y rompen el derecho internacional con esto. Pero bien sabemos que pueden hacerlo impunemente. Aceptamos como un hecho el que nos puedan disparar
, afirmó Yusuf Abu Masahem.
Algunas veces las consecuencias son letales. Uno de sus colegas, Mohammed Abdala, fue asesinado en Beit Hanun la semana pasada.
El ejército israelí ya ha acusado a los combatientes de Hamas de usar ambulancias como medios de transporte, lo cual los rescatistas niegan tajantemente, pero con un dejo de cansancio. Siempre dicen lo mismo, y luego revisan todas las ambulancias antes de que éstas crucen hacia los frentes de batalla y afirman que si en los vehículos se esconde gente de la resistencia, ellos los encontrarán
, señala Abu Moussab.
Quizá en verdad están convencidos de que transportamos a combatientes y por eso nos disparan de manera tan rutinaria y nos impiden pasar a las áreas de combate a recoger a los heridos
, agregó.
Sin embargo, este día, los paramédicos han podido circular, al menos en parte del territorio de Abassam, en las afueras de Khozaa. Los hemos visto sacar de las casas despedazadas muertos o personas agonizantes que llevaban días atrapadas entre los escombros.
Los cadáveres son llevados a la morgue del Hospital Europeo. Muchos de ellos están mutilados por la metralla y en estado de descomposición por haber sido abandonados a merced del calor. Muchos de los familiares que llegan a recoger los cuerpos no pueden identificarlos y se van muy trastornados. Zeinab Haddad se aferró a su esposo, quien la acompañaba, mientras le rodaban lágrimas por las mejillas: éste no puede ser mi hermano. No es él. Mi hermano es un muchacho guapo
; y sacudía la cabeza.
Al observar esto, Hussein Mahmud opinó: Es muy difícil para ellos, Desde luego. Pero ellos presencian esto una vez, o en tiempos como éstos, dos veces en sus vidas. Nosotros lo vivimos diario. No podemos hablar de esto con nuestras familias. En realidad, no podemos hablar de esto con nadie. Estoy seguro de que todos tenemos problemas sicológicos
.
©The Independent
Traducción: Gabriela Fonseca