Ante la crisis abierta con los menores migrantes no acompañados, obispos mexicanos y guatemaltecos, así como representantes eclesiásticos salvadoreños que se reunieron en privado esta semana con el gobernador de California, Edmund G. Brown, consideraron necesario frenar las deportaciones masivas, poner énfasis en la reunificación de las familias y hacer más eficientes los mecanismos de actuación de los gobiernos de la región sobre el tema.

De acuerdo con información divulgada por la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), es claro para la Iglesia católica de México y Centroamérica que las causas de la migración son la pobreza y la violencia generada por la delincuencia organizada, sumada a la originada en el hogar.

También se pronunciaron por desalentar la migración mediante campañas de información veraz y enriquecer el trabajo conjunto del clero católico con otras iglesias y organizaciones no gubernamentales, así como de las empresas con los gobiernos implicados para brindar soluciones integrales.

El obispo de Cuautitlán, Guillermo Ortiz Mondragón, quien es responsable de la Dimensión de Movilidad Humana de la CEM, exhortó en dicha reunión a que las leyes y políticas migratorias de Estados Unidos consideren también los aspectos positivos del fenómeno y no lo reduzcan a un tema de seguridad nacional, poniendo en el centro a la persona, en el contexto del desarrollo socioeconómico.

En tanto, su homólogo de Nezahuacóyotl, Héctor Luis Morales Sánchez, responsable de la Dimensión de Adolescencia y Juventud de la CEM, destacó la desesperanza que mueve a muchos jóvenes a enfrentar todos los riesgos que implica la migración con tal de encontrar mejores formas de vida.

Ambos clérigos se manifestaron por revisar los acuerdos comerciales con Estados Unidos, pero sobre todo buscar la generación de empleos mediante la inversión del gobierno y del sector privado estadunidense en Centroamérica.

Cabe recordar que el arzobispo de Los Ángeles, José Gómez, aseguró que la problemática migratoria es una preocupación grande para la Iglesia católica, tanto en Estados Unidos como en el resto de países involucrados.

Nuestra primera preocupación tienen que ser los niños, los cuales, dijo, deben ser tratados con la dignidad que se merecen y darles todo lo necesario para que estén bien, por lo que la Iglesia católica de las naciones involucradas está apoyando para que se busque una solución al problema y se trate no sólo este hecho concreto, sino todas las realidades que están alrededor de la migración.

También asistieron al encuentro Álvaro Ramazzini, obispo de Huehuetenango, Guatemala; el presbítero Mauro Verzeletti, responsable de la Pastoral del Migrante en San Salvador; José Mariano Castillo Mercado, embajador de Honduras en México, y Carlos Antonio Ascencio, embajador de El Salvador en México, entre otros.