En el décimo primer aniversario de la canonización de san Juan Diego Cuauhtlatoatzin, Florencio Armando Colín Cruz, obispo auxiliar de la arquidiócesis de México, lamentó la violencia que ha dejado miles de víctimas en la franja de Gaza, así como los decesos que han dejado los recientes desastres aéreos ocurridos en Ucrania, Mali y Taiwán.

Precisó que actualmente muchos están viviendo momentos difíciles, en medio de preocupaciones, angustias, enfermedades, injusticias, guerras, asesinatos, secuestros y violencia, como está sucediendo en la franja de Gaza, entre palestinos y judíos, donde reina la muerte y la desolación, a quienes encomendamos en nuestras oraciones, lo mismo a todos los que han fallecido en los vuelos aéreos caídos y otros sucesos trágicos que nos ensombrecen.

En una misa realizada en la Basílica de Guadalupe a la cual asistieron unos 5 mil feligreses, Colín Cruz, quien es vicario episcopal de la Primera Vicaría, precisó que pese a esas adversidades nunca debemos perder la esperanza, y señaló que el suceso guadalupano es una historia verdadera, una historia totalmente cierta y trascendente, no sólo para la Iglesia católica mexicana y su feligresía, sino para todo el mundo católico.

En su mensaje precisó que la Iglesia necesita discípulos misioneros comprometidos.

Cabe recordar que el 6 de mayo de 1999, en el segundo viaje del papa Juan Pablo II a México, el pontífice celebró la beatificación de Juan Diego. El 26 de febrero de 2002 el Papa anunció la canonización del indígena, y el 31 de julio de 2002, en la Basílica de Guadalupe, Juan Pablo II presidió la misa de canonización de Juan Diego.

Asimismo, el 12 de octubre de 2011 el arzobispo primado de México, el cardenal Norberto Rivera Carrera, promulgó el decreto por el cual se conceden las indulgencias parcial y plenaria a quienes visiten las ermitas en la antigua parroquia de Indios.