Sábado 2 de agosto de 2014, p. 8
Guanajuato, 1º de agosto.
El amor por la fotografía ha estado presente siempre en la vida de Anton Corbijn, gracias a ella tuvo la posibilidad de conocer a David Bowe, Clint Eastwood o Peter Gabriel, entre muchos más; a partir de ella pudo entrar al mundo de la música e iniciar una carrera como director de cine con Control (2007), a la que siguieron El Americano, El hombre más buscado y Life, en la que trabaja.
De esto habló Corbijn durante la clase magistral que ofreció en el Festival Internacional de Cine de Guanajuato (GIFF), donde compartió la historia que hay detrás de las imágenes que con su lente capturó de figuras como Brian Eno, Bjork, Billy Idol, Sting, Morrissey, por mencionar algunos.
Corbijn se considera un hombre arriesgado, y aunque decidió ser fotógrafo porque era una vía para entrar al mundo de la música, poco tiempo le llevó desear que cada una de sus imágenes quedaran en la memoria de quien las viera.
Reflejo de mi ambiente
Nací en una isla, soy hijo de un párroco, así que crecí en un ambiente muy religioso, creo que eso es algo que está reflejado en mi trabajo, aunque se oiga muy pretencioso no me gusta hacer cosas que después quisiera tirar, quiero que mi trabajo deje algo en la gente
, expresó.
Contó que sus primeras fotos no le interesaban a nadie, y fue a finales de los años 70 que se mudó a Reino Unido y todo cambió, creo que mi técnica era muy anticuada, pero distinta a lo que hacían otros fotógrafos, mis retratos eran granulosos y contrastantes, creo que eso era lo que llamaba la atención, lo gráfico
.
Mientras filma, se da tiempo para usar su cámara fotográfica, capturar ciertos momentos y luego compartirlos en un libro. Cada película tiene su memoria, luego de vivir en un mismo lugar o locación, con sus propias costumbres, la misma comida y la misma gente, inevitablemente crea una memoria alterna a la misma película y eso se debe documentar
.