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Generan cambios en la actividad neuronal semejantes al proceso de dependencia a las drogas

Atribuyen la adicción a lo dulce y grasoso al consumo regular de alimentos apetitosos

Cuando se restringen se observa una activación poderosa de áreas involucradas en los sistemas motivacionales y de recompensa, explica Carolina Escobar Briones, de la UNAM

 
Periódico La Jornada
Martes 5 de agosto de 2014, p. 3

La adicción a la comida dulce y grasosa podría atribuirse a la ingestión regular de alimentos apetitosos que generan cambios en la conducta y en la actividad neuronal semejantes a los procesos de la dependencia a ciertas drogas.

Así lo revela el estudio que realiza Carolina Escobar Briones, del Departamento de Anatomía, de la Facultad de Medicina, y un equipo del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

En un comunicado, la Academia Mexicana de Ciencias (AMC) explicó que el estudio busca responder a la manera en que se origina ese intenso y a veces irrefrenable impulso por consumir alimentos que se consideran sabrosos, generalmente muy dulces o grasosos.

La investigación ha consistido en dar a grupos de ratas un trozo de chocolate en una ración restringida, a la misma hora y por varios días.

Actividad anticipatoria

Pasados unos días, media hora antes de recibir el chocolate, los animales muestran una conducta inquieta en la búsqueda de la golosina, comportamiento denominado actividad anticipatoria al alimento.

Escobar Briones, también integrante de la AMC, explicó que no es que los animales tengan hambre, pues tienen su comida normal disponible, sino desarrollan una conducta inquieta por consumir el pedazo de chocolate, el cual devoran rápidamente.

Agregó que esa actividad anticipatoria al alimento también ocurre cuando se restringen los horarios de alimento cotidiano, más allá de si es catalogado o no como sabroso, lo cual se debe a que los ritmos circadianos de conducta y de ciertas funciones de los órganos cambian sus oscilaciones y ajustan sus picos de máxima expresión alrededor de las horas de alimentación, explicó la experta.

Sin embargo, la diferencia que hay en el caso de los alimentos grasosos o dulces, como el chocolate, es que cuando esos alimentos se restringen se observa una activación poderosa, pero selectiva, de las áreas corticolímbicas del cerebro.

Esas áreas están involucradas en los sistemas motivacionales y de recompensa del organismo, las cuales generan sensaciones agradables denominadas de reforzamiento, hedónicas.

Genes reloj

En esas estructuras, agregó, se echan a andar genes reloj que empiezan a ciclar con el ritmo que determina la frecuencia con que les llega el chocolate.

Eso explica por qué la conducta anticipatoria es muy precisa y se repite durante muchos ciclos después de la interrupción de la entrega de chocolate, lo cual sugiere la participación de un sistema de estimación de tiempo relacionado con procesos de dependencia y adicción.