Reino de Atlacomulco
Las enseñanzas de Hank
Subcomandante Barbosa
De a millón por dedo
l reformista siempre regresa al lugar de sus mitos. Atlacomulco estatuido como referente de facción, santo y seña sexenal, exaltación del espíritu conversor de lo público en privado y ensueño supersticioso de empoderamiento cumplido.
Al siguiente día de la promulgación de la reforma energética y un día antes del inicio del proceso de entrega de la riqueza nacional a firmas privadas, Enrique Peña Nieto vuelve a su tierra de doble natalicio, el físico en sí y el grupal político. El motivo oficial es el recuerdo de que medio siglo atrás falleció Isidro Fabela, el diplomático, escritor, abogado, filólogo y lingüista a quien se atribuye la creación del grupo nunca reconocido, el de Atlacomulco, municipio hoy denominado De Fabela, del que, según la presunta profecía de una vidente, habrían de surgir seis gobernadores del estado de México, de los cuales uno llegaría a la Presidencia de la República.
No pudo vivir en Los Pinos Carlos Hank González, el profesor de origen modesto que gracias a la política llegó a amasar una enorme fortuna cuyas ramificaciones heredadas tienen un peso importante en las ligas mayores del empresariado mexicano. Dado que uno de sus padres no era de origen mexicano, ese primer Hank político-empresario no pudo ser candidato a presidir el país y debió conformarse con las partidas presupuestales del estado de México, del Departamento del Distrito Federal y de varias secretarías de Estado, siempre sonriente y educado, pleno de buenos modales, especializado en que el gasto y las concesiones de las oficinas a su cargo terminaran beneficiando a las empresas propias, los intereses compartidos, los familiares (por consanguinidad o por relaciones derivadas de matrimonios) y los allegados a él.
Isidro Fabela Alfaro es la cara presentable y defendible de esa facción mexiquense, pero el verdadero ícono es el hankismo y su inocultada vocación por hacer negocios privados desde los cargos públicos. Al profesor Hank se le consideraba el jefe real de ese Grupo Atlacomulco nunca formalmente reconocido, y su divisa política perdurable fue la frase de que un político pobre es un pobre político. No fue él quien cumplió la parte culminante de la profecía presidencial, sino Enrique Peña Nieto. Y justamente en el cierre legislativo realizado el lunes en Palacio Nacional, y en la víspera del arranque operativo de lo que los opositores han llamado el saqueo del siglo, ese mexiquense desexpropiador ha ido al lugar fundacional para reiterar no tanto a Fabela como a Hank González, con el espíritu del Atlacomulco político-empresarial como inspiración, ejemplo y compromiso.
Contra tales indicios nefastos ha surgido una insólita fuerza de liberación nacional, según el brioso comunicado dado a conocer ayer desde algún lugar de las montañas del PRD por legisladores que cruzaron con dispareja tonalidad discursiva los pantanos de la aprobación de la reforma constitucional y las leyes reglamentarias en materia energética, pero consideran que su plumaje no es de esos que quedaron manchados. El subcomandante Miguel Barbosa Huerta, antes adscrito plenamente a la brigada negociante de Los Chuchos y luego independizado practicante por sí mismo de esas suertes de entendimientos con el poder, entre siluetas de oposición que finalmente acabaron convalidando la obra teatral completa, dio a conocer un llamado que a escuchas sin memoria podría parecer insurreccional, a tal grado que el mismo poblano cuasiguerrillero hubo de precisar que no estaba llamando a la rebelión popular (uf, el sistema debe haber descansado luego de conocer dicha puntualización pacificadora del naciente líder popular revolucionario).
Según la excitación hecha por el perredista Barbosa, se convoca ‘‘al pueblo de México’’ a que el próximo 16 de septiembre haya manifestaciones de rechazo a la privatización energética en ‘‘plazas, calles, centros de trabajo, escuelas, edificios públicos, cuarteles de policía, zonas militares, instalaciones petroleras y de electricidad, oficinas de gobierno’’. A la lectura del plan de diez puntos concurrieron cuatro senadores más, aparte del mencionado coordinador de la bancada del sol azteca en esa cámara. Allí estaban Alejandro Encinas, Dolores Padierna, Zoé Robledo e Isidro Pedraza. ¡El PRD vive/ la lucha sigue!
Otro alzado en armas retóricas, Miguel Ángel Mancera, alias El jefe de Gobierno del DF, sufrió una emboscada por parte del bando también mexiquense encabezado por Alfonso Navarrete Prida, conocido como El secretario del Trabajo, quien convocó en su cuartel general a representantes de facciones varias relacionadas con lo laboral, tanto patrones empresariales como patrones sindicales, todos los cuales emitieron un manifiesto en el que más o menos dicen que seguirán luchando para que las relaciones obrero-patronales y el actual formato de distribución de ganancias se mantengan en los términos actuales, tal vez un poco mejorados a raíz de las famosas reformas ‘‘estructurales’’, si es que éstas así lo propician. Con ese texto se busca tumbarle la bandera futurista al decolorado Mancera, que ha tenido a bien promover el aumento al salario mínimo.
Decididos a las ganancias máximas, los diputados federales estarían en vías de recibir un bono de marcha de un millón de pesos por dedo votante levantado. El zacatecano Ricardo Monreal Ávila, actual coordinador de la bancada de Movimiento Ciudadano en San Lázaro y virtual candidato de Morena a delegado en Gustavo A. Madero, dio a conocer la pretensión de los mandos camarales de destinar 500 millones de pesos al premio de las faenas de los legisladores que en su resumen trianual de actividades habrán de destacar la aprobación de las reformas peñistas. Ya antes el propio Monreal había exhibido otros multimillonarios pagos especiales dirigidos a los fatigados políticos que se hacen llamar representantes populares.
Y, mientras Gustavo Madero intenta algún control de daños ante el escándalo teibolero, ¡hasta mañana, con el secretario Videgaray asomándose para celebrar las cesiones energéticas!
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