Analiza una custodia provisional
mientras se decide si vuelven con sus parientes
Unos fueron tatuados con números, otros tienen quemaduras y varios más presentan lesiones
Viernes 15 de agosto de 2014, p. 7
Además de las condiciones de reclusión, hacinamiento y violación de sus derechos humanos, los niños y adultos que vivían en el albergue La Gran Familia, en Zamora, Michoacán, fueron víctimas de otras vejaciones: algunos fueron tatuados con números o señas particulares de la casa hogar, muchos fueron quemados
y otros presentan diversas lesiones, afirmó Julio Hernández Barros, de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV).
El organismo autónomo da seguimiento a la situación en que se encuentran los menores de edad rescatados en julio pasado del albergue que dirigía Rosa Verduzco, conocida como Mamá Rosa, así como sus familiares.
Con el propósito de evitar que los vuelvan a internar en un albergue u otra institución, la CEAV elabora una propuesta para crear la figura de custodia provisional de niños
, para que algunas familias los puedan recibir mientras se resuelve su situación y regresan con sus parientes.
Ayer, Hernández Barros se reunió con varios niños, jóvenes y sus familias, y comentó que por ahora no es posible plantear el tema de la adopción, sino hasta que se compruebe que no existen condiciones para que permanezcan con sus parientes directos.
El encuentro se dio un mes después de que unas 600 personas fueron rescatadas del albergue que dirigía Mamá Rosa, y de que se dieron a conocer las condiciones de hacinamiento y violación de derechos humanos de los menores y adultos que permanecieron internados durante varios años en ese lugar.
Hernández Barros comentó que personal médico y técnico de la CEAV asiste a 600 personas, entre ellas 400 menores, y resaltó que cada caso tiene condiciones diferentes. Una parte es el proceso penal, y otra es identificar y apoyar a quienes fueron víctimas de abuso laboral, delitos sexuales, lesiones y malos tratos.
Dijo que los documentos de identidad de muchos niños fueron desaparecidos, con lo que se violó uno de sus derechos básicos. No se trata de familias irresponsables que abandonaron a sus hijos en el albergue, el cual hacía contratos notariales para que la familia cediera a los niños con la promesa de que tendrían una profesión y educación artística, además de que engañaba a personalidades e instituciones que entregaban donativos. El albergue mostraba una máscara maravillosa, pero abrías una puerta y encontrabas una cloaca con condiciones infrahumanas
.
Al término del encuentro los niños y sus familiares acudieron a la Secretaría de Gobernación donde tendrían una entrevista con funcionarios de la Subsecretaría de Derechos Humanos.
Algunos menores comentaron que presentar su denuncia ante la CEAV y recibir atención médica se sentían tranquilos y seguros.