Domingo 17 de agosto de 2014, p. a16
Toda concepción religiosa del mundo implica la distinción entre lo sagrado y lo profano, presupone cierta dualidad: los dioses y los hombres, lo natural y lo sobrenatural, lo material y lo espiritual, lo malo y lo bueno; es decir, la religión administra el miedo y lo sagrado, y quien transgrediera estos tópicos se supone que tendría que ser castigado.
Aunque está demostrado que esto último no es cierto, en narrativa debe suceder todo lo contrario. Es aquí donde la imaginación del escritor debe quitar las riendas a los demonios y con buena técnica confrontarlos con los dioses y los hombres. Así comienza esta trilogía.
La primera novela Todo se desmorona, es muy costumbrista hasta que comienza la invasión de los blancos
hacia el interior Umuofia, de lo que más tarde sería Nigeria. Primero erigen una iglesia cristiana, después una casa de juicios, a continuación una factoría en la que el aceite de palma y el maíz se convierten por primera vez en artículos de gran valor, indicios del capitalismo salvaje, hasta engarzar la intrahistoria de la sociedad tradicional Igbo en el marco de la narrativa histórica occidental.
Me alegraría de otra muerte, la segunda novela, está mejor lograda desde el punto de vista narrativo, Obi Okonkwo es un personaje occidentalizado, educado en Inglaterra y que a su regreso a Umuofia –su lugar de origen– descubre que el hombre es maleable en cualquier circunstancia, y que la sabiduría es como una bolsa de piel de cabra: cada hombre lleva la suya
. Y también la usa de acuerdo con su conveniencia. La tercera, es una conjugación de varias culturas sin lograr cohesionarse y, como consecuencia, generarán conflictos.
En las tres novelas, el autor describe a hombres sometidos a la voluntad de los dioses
.
Título: Trilogía africana
Autor: Chinua Achebe
Editorial: Debolsillo
Número de páginas: 703