Asisten Jesse Jackson, Al Sharpton, Martin Luther King III, Spike Lee, entre otras figuras
justicia
La fiscalía aún no decide si presentará cargos contra Darren Wilson, el oficial que le disparó
Martes 26 de agosto de 2014, p. 22
San Luis, Misuri, 25 de agosto.
Miles de personas acudieron este lunes al funeral de Michael Brown, el afroestadunidense de 18 años baleado por un policía blanco en Misuri. A la ceremonia asistieron líderes defensores de los derechos civiles, celebridades y dirigentes políticos.
El funeral de Brown, asesinado de seis balazos el pasado día 9 en Ferguson, un suburbio de San Luis, se realizó en la iglesia bautista Friendly Temple Missionary, en San Luis.
Entre los asistentes estuvieron el reverendo Jesse Jackson, Martin Luther King III, el director de cine Spike Lee, y artistas como Sean Combs, MC Hammer y Snoop Lion.
También los padres de Trayvon Martin, el afroestadunidense de 17 años muerto a tiros por un vigilante en Florida, y un primo de Emmitt Till, un adolescente negro, de 14 años, asesinado por un grupo de hombres blancos en Misisipi en 1955. El asesinato de Till fue un importante giro en el movimiento por la igualdad de derechos en Estados Unidos.
Asistieron varios políticos como la senadora Claire McCaskill y el representante William Lacy Clay.
Oraciones, canciones, sermones y lecturas bíblicas conformaron el servicio religioso. El ataúd con el cuerpo de Brown fue colocado frente al altar y adornado con una gorra del equipo de beisbol de los Cardenales de San Luis, que el joven llevaba cuando murió.
Pedimos justicia para Michael Brown
, dijo el abogado de la familia, Benjamin Crump.
La sangre de Michael Brown clama desde el suelo por venganza, clama por justicia
, sostuvo el reverendo Charles Ewing, tío del fallecido.
Por su parte, el reverendo Al Sharpton, uno de los defensores más destacados de los derechos civiles en Estados Unidos, lamentó que el joven tuviera que ser enterrado cuando debería estar en clase comenzando su segunda semana en la universidad.
Sharpton, el orador principal, dijo que Michael Brown no hubiera querido ser recordado con violencia, y tuvo duras palabras para los que reaccionaron a la muerte de Brown con disturbios y saqueos.
Los dolientes hicieron fila más de tres horas para poder ingresar al templo.
Una hora antes del inicio programado del servicio, a las 10 horas, la policía informó a quienes se encontraban en la fila que la iglesia había llegado a su capacidad de dos mil 500 personas.
Quienes no alcanzaron cupo fueron dirigidos a un auditorio adyacente con capacidad para mil personas, donde pudieron seguir el servicio a través de grandes pantallas de televisión.
La controversia sobre la muerte de Brown está lejos de terminar. Los fiscales no han determinado si el agente de policía Darrel Wilson, de 28 años, enfrentará cargos por haberlo matado.
Las versiones de la policía y los testigos sobre la muerte de Brown difieren. La policía sostiene que el joven atacó a un policía después de que éste le ordenó quitarse del medio de la calle. Tras un forcejeo en el que Brown intentó quitarle el arma, el agente Darren Wilson le disparó.
Varios testigos aseguran que el policía disparó a Brown cuando éste intentaba huir. Su amigo y otros testigos sostienen que Brown tenía las manos levantadas en señal de rendición cuando el agente disparó.
Brown, quien iba desarmado, recibió seis disparos: dos en la cabeza y cuatro en el brazo derecho, según una autopsia preliminar, hecha a petición de la familia.
A su muerte siguieron violentas manifestaciones y disturbios que llevaron al gobernador de Misuri, Jay Nixon, a desplegar por tres días a la Guardia Nacional para mantener la calma.
El padre de Michael Brown hizo este fin de semana un llamado a la calma. Por favor, callen por un día, para que podamos enterrar a nuestro hijo. Es lo único que les pido
, suplicó el sábado.
El incidente revivió las preocupaciones en Ferguson por el trato que el Departamento de Policía, constituido casi en su totalidad por agentes de origen anglosajón, da a la población de mayoría afroestadunidense.
Un sondeo de Pew Research/USA-Today, divulgado este lunes, encontró que los estadunidenses, especialmente los negros, se muestran críticos hacia la actuación de la policía federal y principalmente hacia su trato desigual, según la raza, pero confían en la policía local.
La mayoría de los estadunidenses otorga malas notas
a la policía cuando se trata de investigar sus propios abusos, el uso correcto de la fuerza y tratar de manera equitativa a integrantes de diferentes razas, añadió el sondeo.
La encuesta, aplicada entre el 20 y el 24 de agosto a mil 501 adultos, indicó que siete de cada 10 afroestadunidenses consideran que la policía hace mal su trabajo
cuando se trata de realizar investigaciones internas sobre los abusos y el trato hacia los diferentes grupos raciales. Casi seis de cada 10 (57 por ciento) piensan que la policía no reacciona de manera proporcional.
El balance de los blancos es apenas mejor, indicó Pew; sólo cuatro de cada 10 ponen buena nota a la policía cuando se trata de estas cuestiones.
Por el contrario, cuando se trata de la policía local, entre seis y ocho de cada 10 encuestados se manifestaron algo o muy confiados en que respetan la ley, no utilizan la fuerza de manera desproporcionada y no hacen distinciones raciales.
Pero incluso en este caso las respuestas positivas de los blancos son dos veces mayores que las de los negros, según el sondeo.