Considera que el miedo, más que la violencia, es el principal problema del país
Como en el caso de su hermano, hay miles de víctimas que siguen sin que se haga justicia
muy decenteFoto Sanjuana Martínez
Domingo 7 de septiembre de 2014, p. 13
A Julián LeBarón lo cambió la desgracia. Desde que secuestraron y asesinaron a su hermano y su cuñado, a sus amigos y vecinos, es otro. Es un activista, un luchador social que no cree en el gobierno de Enrique Peña Nieto, ni tampoco en un sistema que considera criminal
porque no satisface la libertad, seguridad y prosperidad de sus ciudadanos.
Acaba de llegar a la capital del país desde Galeana, donde vive, al noroeste de Chihuahua. Lleva dos meses exigiendo la libertad del doctor José Manuel Mireles, a quien considera un hombre muy decente
: Él sacrificó su vida para defender al prójimo, cosa que hizo mi hermano y pagó con su vida. Detenerlo es una agresión directa al derecho más sagrado en el mundo: el derecho a defenderse. Cualquier autoridad que nos niega ese derecho es una autoridad criminal
.
Luchador social
Hombre de campo, constructor de casas y movimientos sociales, LeBarón simboliza la lucha por el cambio de conciencias en un país donde la mayoría de los ciudadanos parecen sumidos en la agonía del conformismo frente a todo tipo de abusos desde el poder.
Primero se unió al Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad de Javier Sicilia, luego fue labrando su propio camino, solidarizándose con las causas más nobles que buscan justicia y reparación para migrantes, desaparecidos, presos políticos, víctimas de la guerra: “No hay ni una persona sentenciada por el crimen de mi hermano. He visto a miles de víctimas y no he conocido justicia en un solo caso.
Nuestro sistema es criminal
, repite sin temor a equivocarse. LeBarón es alto, robusto, usa sombrero vaquero y tiene una mirada firme sin cortapisas, como su discurso. La entrevista para La Jornada empieza con una pregunta de su parte, una pregunta que últimamente le lanza a todo mundo: ¿Usted como ciudadano le daría su dinero voluntariamente a los funcionarios por lo que recibe a cambio?
Y responde rápidamente: “Hasta hoy, no he encontrado a ningún mexicano que diga que se lo daría voluntariamente. Eso significa que el gobierno originalmente fue concebido como una forma de organizarnos, para hacer las cosas en beneficio de la sociedad. Pero ya no es eso. Hoy, el gobierno es una herramienta muy violenta, destructiva y corrupta.
–¿Por qué el gobierno se ha convertido en eso?
–Porque hace todo lo contrario de lo que debería hacer. Ellos dicen, desde las instituciones, que saben gastar el fruto de tu esfuerzo mejor que tú. Y todo, porque algunos ignorantes y locos tacharon un papelito, lo metieron en una cajita y ellos dicen que contaron esos tachecitos y tienen una mayoría. Eso significa que el gobierno tiene derecho a contratar policías y gente armada, y prohibir que te defiendas. Es una forma de imponer su voluntad y quitarte el fruto de tu esfuerzo, aunque no estemos de acuerdo.
–Se supone que a eso le llaman Estado...
–No sé que significa eso. ¿Qué es el Estado? El gobierno y el Estado son cosas que no existen. En la realidad no funcionan. Son unas personas igual que nosotros y nosotros hemos aceptado que sus principios por los que se rigen sean distintos a los nuestros.
El gobierno le hace daño a toda la sociedad. Y todo lo que hace daño al ser humano es criminal. Nuestro sistema es criminal.
–Se supone que vivimos en una democracia...
–Nuestras elecciones son en secreto y hemos permitido que este sistema se perpetúe, siendo que el Presidente de la República ganó las elecciones con 18 millones de votos en un país de 120 millones de mexicanos. Y no sabemos ni quiénes son los que votaron, porque el voto es secreto.
–¿Por qué no funciona el sistema?
–Si tú vas y le dices a un funcionario yo voté por ti. Mentiste, todo lo que prometiste no cumpliste
. El funcionario contesta que el voto es secreto y que no tiene forma de saber si tú votaste por él. De lo único que él está seguro es que tiene el poder por tres o seis años y tú estás en la posición de obedecer y, si te resistes, te mata o te mete a la cárcel. Tú decides qué quieres hacer. Este es el sistema que nosotros nos hemos tragado.
–¿Entonces en México no existe una verdadera democracia?
–No. Hemos aceptado un lenguaje que distorsiona la realidad. La mayoría decide, pero no porque sea una mayoría tiene derecho a robar, a hacerle daño a los ciudadanos. La democracia es excelente herramienta para consensuar las cosas. Es muy necesario tener un gobierno para organizarnos, pero en el momento que el individuo queda desprotegido en su libertad, en su propiedad y en su vida, ya vivimos en una dictadura.
–¿Y qué se puede hacer?
–Tenemos que trabajar como una sociedad pacífica y compasivamente para lograr que se respete el fruto del esfuerzo y la vida de todos. Y cualquier autoridad que le impida al individuo defenderse, como lo han hecho las autodefensas en Michoacán, comete un crimen, es una traición. Si el gobierno no nos permite defendernos, es un gobierno completamente criminal.
–¿Usted sigue amenazado de muerte?
–Que yo sepa, no.
–¿Sigue luchando en favor de los derechos humanos?
–Hay personas que dicen que tenemos derechos a la salud, la electricidad, la vivienda, la seguridad... entonces, tenemos también derecho de utilizar la policía y el ejército para obligarlos a que nos provean de seguridad. Yo no creo en la violencia de ningún tipo.
–Y la violencia continúa...
–Es un hecho reconocido por todos que la violencia sigue empeorando en México. Hemos llegado al punto donde el ciudadano sabe que no tiene defensa en la autoridad delegada. Y la autoridad no acepta ser mandada. El gobierno se ha constituido en una dictadura. Vivimos en una dictadura casi absoluta. Una dictadura sobre la vida y la propiedad.
–¿Tanto así?
–Las personas que se defienden están en la cárcel por el hecho de que se atrevieron a hacerlo cuando no encontraron ninguna defensa en la autoridad. Y nosotros hemos permitido que a las autodefensas se les traten como si fueran delincuentes.
–¿Usted cree en el derecho a autodefenderse?
–Toda autoridad de la sociedad es delegada. Toda autoridad legítima empieza por autodefenderse, por personas que están dispuestas primero a hacer algo por nosotros mismos y por los demás.
–¿Ha cambiado algo con Peña Nieto?
–El problema de fondo que tenemos en el país no es la violencia, es el miedo. Si la violencia no tiene el poder de inspirar miedo, lo único que provoca es asco. Los ciudadanos no podemos vencer el miedo poniendo más soldados en la calle. Eso sólo empeora la situación. Es algo que se tiene que hacer desde la sociedad para que se organice y resista frente a los abusos de las instituciones.
Desalentador futuro
–¿Hay futuro en este sexenio con las reformas?
–No veo futuro en el sexenio de Enrique Peña Nieto, pero estoy convencido que, a largo plazo, México será el primer país en quitarse de encima la monserga del miedo. Es tan opresiva la violencia que la gente ya le está perdiendo el miedo. Ya lo único que provoca es la adrenalina para levantarse. Eso pasó en Michoacán. Las únicas herramientas que tiene nuestro sistema para establecer el orden es la violencia, la legislación.
–¿Tiene usted alguna esperanza de cambio con Enrique Peña Nieto?
–No tengo ninguna esperanza de que las soluciones vengan de este gobierno. No estoy de acuerdo con este sistema. Tenemos más de 150 mil víctimas. Tenemos todas las pruebas frente a la cara. Seríamos unos idiotas si aceptamos que el gobierno siga perpetuándose.
–¿Y por qué en México asesinan a los luchadores sociales?
–Porque representan una amenaza para la gente que no quiere trabajar. Es tan sencillo como eso. Y van a seguir matando luchadores sociales hasta que la conciencia este suficientemente libre para que los ciudadanos unidos ya no permitan que eso suceda.
–¿Por qué los luchadores sociales son considerados peligrosos?
–Porque son portadores de una idea nueva, una forma distinta de hacer las cosas.
–¿Cómo puede sobrevivir un luchador social en México?
–La única forma es que haya muchos.