mpiezan a correrse apuestas: ¿con quiénes, cómo y qué resultados tendrán los procesos electorales de Michoacán el próximo año? Se juegan el gobernador, 13 diputados federales, 40 diputados locales y 113 presidencias municipales. Algunos distritos y municipios están en llamas.
Pero lo que en realidad se juega, como nunca, es el futuro del estado. Si logra transitar las elecciones con un mínimo de aceptación, podrá continuar por el irregular y criticable camino que está en curso hace más de año y medio pero que objetivamente ha establecido un clima diferente al heredado.
Por el otro lado, si la violencia aflora y hace que los resultados sean lamentables, Michoacán entrará en una regresión mayor aún que la sufrida, de la que no empezaría a salir sino sólo en largos años, y eso…
El proceso de regularización de la vida michoacana partió de un golpe de autoritarismo. Así, los logros alcanzados han sido parciales, erráticos, costosísimos, y la factura no está aún cerrada.
El primer sorprendido del golpe de Estado ejecutado por Peña Nieto ha de haber sido el propio Osorio Chong, al que se le adjudicó, engañando, el comando de la operación. Dados estos arrebatos presidenciales y la ausencia o debilidad de estudios y proposición de soluciones alternativas, las decisiones iniciales, y por ende fundamentales, fueron erráticas, y su potencial de solucionar el caos está en un agudo proceso de extinción.
No se contó ni con un diagnóstico preoperativo suficiente ni con un proyecto integral y participativo; todo vino del cielo. Hubiera sido mucho pedir racionalidad. El talante presidencial no va por ahí, la racionalidad no se le da. Se sublima en el efectismo.
Los clásicos hubieran recomendado, y sí hubo tiempo, que se procediera en cuatro campos: 1) recuperar las instituciones de gobierno; 2) iniciar un desarrollo integral, sobre todo de infraestructura de servicios socialmente indispensables; 3) apoyarse en una movilización social en busca de adhesión hacia el ensayo presidencial, que no se ha intentado, y 4) lograr una relativa mengua de la delincuencia organizada, que sí ha funcionado.
Los pasos erráticos dados reflejan entre otras cosas, una gran obcecación por parte del comisionado. Ejemplo: el manejo que se ha dado al doctor Mireles. Primero aliado y luego enemigo. Con su ilegal encarcelamiento no se le neutralizó, al contrario, se le convirtió en preso político.
La formalización de las candidaturas está aún a medio año de distancia, pero la agitación ha empezado ya. El PAN promoverá a Luisa María Calderón, el PRD está clavado con Silvano Aureoles y el PRI cada vez en un mayor desprestigio ni tiene ni tendrá un campeón arrollador. Peña Nieto alegremente dejará pasar a Aureoles y apostará a las diputaciones federales.
Hablar de diputados y presidentes municipales es muy pronto, pero en su momento se revelará que no hay muchas palomas blancas elegibles, aunque las purgue el Cisen, como se ha anunciado. Sí vale significar que la señora Calderón aguarda callada y sin discurso; que Aureoles ya empezó a alinearse con una clientela bien delicada, que son las autodefensas, y que el PRI se alineará a lo que el comisionado le vaya dictando.
Las autoridades políticas, reales o de facto; las fuerzas del orden federal, sean militares, policiacas o sociales, una suerte de poderes fácticos, están y estarán más en una confusión preocupante de mandos, decisiones, actuaciones y controles. Son muchas, heterogéneas e inconexas.
Coexisten el comisionado, el gobernador, Ejército, Marina, Policía Federal, Gendarmería, policía estatal, los restos de las locales en algunos municipios, y ¡ojo!, los guardias comunitarios. Por si fuera poca confusión y por encima de todos ellos, el crimen organizado, narco o no.
La estrategia del crimen organizado será mantenerse y crecerse en el control territorial por regiones. Poco le interesa la zona norte, lo propio es Tierra Caliente. La michoacana con 17 municipios, la guerrerense con nueve y la mexiquense con cinco.
En ese sentido, y para abundar en la confusión, habría que adoptar ciertas decisiones que deberían abarcar metas y responsabilidades compartidas con Guerrero, que también tiene elecciones y con el que por hoy no se tiene coordinación. El estado de México en su zona sur es también otra pieza del rompecabezas a armar.
Sin duda Michoacán es y será en 2015 el dolor de muelas del gobierno federal. Para peor, está inserto en un universo que comprende una región más amplia, que demandaría una visión que hoy no parece existir.
Si estas reflexiones tuvieran aunque fuera un mínimo valor, significarían que las cosas de Michoacán por varios años cambiarán sólo en grado menor. ¡Esa música llegó para quedarse!