Un retrato de la descomposición del tejido social en Monterrey, Nuevo León, cuyo comienzo podría marcarse a partir de la distribución de dinero y armas a las pandillas locales de la ciudad, por parte del crimen organizado. Es el panorama que presenta el escritor Luis Felipe Lomelí (Etzatlán, Jalisco, 1975) en su novela Indio borrado.

Radicado actualmente en Colima, Lomelí, quien vivió varios años en aquella ciudad norteña, comenta: Habrá sido por 2006 o 2008 cuando nos dimos cuenta de manera más cabal de la descomposición social que se vivía en la entidad.

En los años 90 se empezaron a ver los primeros indicios con la explosión del grafiti en los barrios, explica. Con el fin de componer la situación, para que esos nuevos olvidados no lo fueran, y para tratar de reincorporar a esos jóvenes a la sociedad, se implementaron programas sociales. Sin embargo, debido a los cambios de gobierno no se les dio seguimiento y empezó una acelerada descomposición.

Las pandillas, comenta Lomelí, “que antes sólo se enfrentaban con piedras, tubos o pistolitas con balas hechizas, empezaron a recibir dinero y armas del narco, y eso provocó que se recrudeciera la violencia”.

Como se narra en la novela, “los narcos empezaron a soltar dinero y armas a las pandillas que vivían arriba del cerro, para que acabaran con las pandillas de abajo, las cuales tenían territorios muy pequeños, de tan sólo dos o tres cuadras”.

Algunas cosas que se retratan en la novela “están inspiradas en hechos que me pasaron. La primera vez que me tocó quedarme en la noche, en la azotea de la casa del Deivid Real, en la colonia Revolución Proletaria, de repente sonaron detonaciones: ¡bang!, ¡bang!, ¡bang!... Entonces, el Deivid dice: ‘No hay pedo, están lejos, no le atinan... los que están disparando son tales, porque acaba de pasar tal cosa en tal lugar’...”

Era una situación, como se describe en el inicio de la novela, de estar lo suficientemente lejos para no preocuparse, pero lo suficientemente cerca para saber quiénes disparan.

Publicado por Tusquets Editores, Indio borrado cuenta la historia del Güero, adolescente de 13 años que al tiempo que busca entablar una relación sentimental con una chica de tercero de secundaria quiere que se le reconozca como todo un hombre; sin embargo, se tiene que enfrentar a la realidad familiar y social que lo rodea.

Entre la ira, el rencor y la venganza, el Güero recuerda su niñez, las ojeras de su madre, el olor, la ausencia y la agresividad de su padre, y a su pequeña hermana, quien vive su propio infierno en cada desaparición no voluntaria que la hace caer en un silencio abrumador, cada vez que regresa de ese lugar que no pidió conocer.

Lomelí centra su historia en la cotidianidad de uno de los sectores más duros de la ciudad de Monterrey, donde en cada esquina hay una pandilla y donde el protagonista de la novela, a través de la violencia afianza su identidad y territorio.