Durango, Dgo., 20 de septiembre.

Tres de las seis plantas de tratamiento de aguas residuales construidas en Durango durante el gobierno federal pasado se encuentran fuera de operación por su elevado costo de funcionamiento y mantenimiento y las autoridades municipales no tienen dinero para costearlo, informó Luis Fernando Uc Nájera, director de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) en la entidad.

Asimismo, de 162 lagunas de oxidación edificadas en comunidades rurales, siete no funcionan pues en éstas existe un cárcamo de bombeo que trabaja con electricidad y requiere mantenimiento, pero a veces los habitantes no logran reunir los recursos para pagarle al especialista.

Rigoberto Medina Herrera, subsecretario del Medio Ambiente del estado, dijo que ante este problema, miles de metros cúbicos de aguas negras se tiran a cielo abierto y provocan contaminación. Agregó que los municipios pequeños no pueden costear estos gastos porque los más grandes sí, entre ellos Durango, Gómez Palacio y Lerdo, que generan 75 por ciento de las aguas negras.

Uc Nájera comentó que el costo de cada planta varía, pues depende del número de habitantes a los que va a dar servicio, pero además del precio de construcción se debe pagar el equipo y los cárcamos de bombeo para hacer llegar las aguas negras.

Aunado a ello, agregó, también son elevados los costos de mantenimiento, de químicos y el pago a especialistas que estén al pendiente del trabajo que se realiza en esas plantas. Todo esto es caro y muchos piensan que es nada más la construcción de la planta y ya, pero no, eso es lo de menos porque lo importante es mantenerla en funcionamiento y es ahí donde se batalla porque representa una fuerte erogación, comentó Uc Nájera.

Trabajadores de la Conagua reconocen que algunas plantas de tratamiento han sido olvidadas, su transformador u otro equipo fue robado porque no hay vigilancia.

En algunos municipios o comunidades los habitantes o gobiernos prefieren construir las lagunas de oxidación, que son mucho más baratas que las plantas y su mantenimiento no es tan caro. Pero de las 162 construidas en comunidades rurales, siete no funcionan por los costos que genera el pago de energía eléctrica.