Madrid: territorio de árboles asesinos
os árboles de Madrid se han convertido en objetos peligrosos, en armas involuntarias capaces de acabar con la vida de los transeúntes o de enviarlos una temporada al hospital. Al menos esa es la sensación que tienen los habitantes de la capital española, que asisten atónitos a una nueva y desconocida consecuencia de los severos recortes públicos que sufre este país desde hace cinco años.
Sólo en los pasados tres meses se han registrado dos muertos por caída de árbol o rama y varios heridos por el mismo motivo. Un drama evitable que se suma a los motivos por los cuales Ana Botella –esposa de José María Aznar– se ha convertido para la opinión pública en la peor alcaldesa en la historia reciente de la ciudad.
El origen de las caídas de árboles y ramas con efectos dramáticos está identificado: los recortes de funcionarios públicos también ha tenido sus consecuencias entre la plantilla de jardineros de Madrid, al reducirse a menos de la mitad, con lo que la vigilancia y mantenimiento de las áreas verdes es deficiente.
Esto ha sido el detonante de que la fatalidad se haya cebado con un hombre de 72 años que paseaba el pasado 5 de septiembre y al que le cayó encima un pino piñonero de un peso aproximado de cinco toneladas. Antes, el pasado 22 de junio, un militar de 38 años que paseaba por el parque del Retiro murió tras caerle encima un árbol completo. Sólo dos semanas después, en la misma área verde, se derrumbó un cedro que hirió de gravedad a una niña de siete. Y con una diferencia de dos semanas, una rama de grandes dimensiones cayó encima de cuatro personas en una de las calles más concurridas del centro de Madrid, a sólo unos metros de la Puerta del Sol.
Dramas que podrían evitarse de no haber recortado tanto personal, mientras que la alcaldesa mantiene intacta su plantilla de más de 200 asesores que le cuestan al erario público 13 millones de euros anuales.
Armando G. Tejeda, corresponsal