La obra teatral Clausura de amor, del dramaturgo francés Pascal Rambert, es una tragedia contemporánea que abre un panorama de guerra.

Dos personas se destrozan de una manera terrible, pues toman como territorio de batalla el amor que los unió y las palabras se vuelven como cuchilladas, dice en entrevista Hugo Arrevillaga (DF, 1975), director de la puesta en escena cuyo estreno en México se efectuó hace unos días en el Teatro El Granero del Centro Cultural del Bosque.

Con las actuaciones de Arcelia Ramírez y Antón Araiza, la obra traducida al castellano por Humberto Pérez Serrano muestra a una pareja que se encuentra para despedirse, para por fin decirse todo lo que, tras varios años de matrimonio y tres hijos, han callado.

“Cuando leí la traducción del texto en español me pareció un estallido; es un discurso que explota en quien lo lee, ve o escucha. Es como una bomba de tiempo que poco a poco esparce un veneno que recorre el sistema de quien está observándolo.

La obra se refiere al amor, pero no es un discurso amoroso. En este caso, el francés Rambert toma al amor para hablarnos de la condición humana: ¿por qué los seres humanos deciden de pronto unir sus vidas, unir sus caminos para seguir el resto de su existencia?, ¿por qué un par de personas toman la decisión de despertar todos los días juntos o por qué deciden dejar de hacerlo?

Ajuste de cuentas

Hugo Arrevillaga, quien ha sido director de más de 30 obras durante los recientes 15 años, explica que en Clausura del amor también se habla de la vida, de la muerte, del dolor, de la pasión, de la sexualidad, del erotismo, de la seducción, porque el amor inevitablemente nos lleva a esos temas.

“Hablar del amor se abre como una especie de espectro que impacta todos los territorios relacionados con la condición humana.

Al profundizar más en la historia, advertí que los personajes principales son un director de escena y una actriz, quien además fue su esposa.

El montaje expone un ajuste de cuentas entre los protagonistas, un golpe certero en el corazón, una cuchillada en las entrañas que busca dividir aquello que el amor unió con la esperanza de ser eterno. Son dos monólogos que nacen ferozmente desde las entrañas.

Arcelia Ramírez y Antón Araiza en una escena del montaje, donde existe una manera brutal y desmedida de nombrar las fracturas del amor, dos monólogos que nacen desde las entrañasFoto cortesía de La Marmota Azul

El director señala que existe una manera brutal y desmedida de nombrar las fracturas del amor, y Pascal Rambert localizó esas grietas que abren el poder del amor y la naturaleza humana. Suena terrible decirlo, pero es como si observáramos en la guerra algo que recuperar para a partir de eso indagar en la esperanza del ser humano, en el futuro, y cómo ver en la atrocidad la belleza, esa es nuestra tarea.

Para Arrevillaga, en el arte se puede localizar la belleza aun en lo terrible, y el instinto de supervivencia de un artista puede generar más belleza para afrontar o confrontar todo eso tan atroz que vivimos.

“Adentrarse en estos discursos no es sencillo –reconoce el director–, pues se necesita un valor particular para indagar en todo ese muladar que puede penetrar la memoria destrozada de las relaciones no logradas.

Creo que hemos podido emerger de esto con algo bello y me gustaría pensar que encontramos de entre todos los escombros de la guerra, una parte fundamental que nos da pauta para la reconstrucción.

Montaje multipremiado

La temporada de Clausura de amor terminará el 19 de octubre. La obra se estrenó en el Festival de Avignon, en Francia, en 2011 y obtuvo innumerables premios.

Debido a su éxito, la versión en inglés se montó en Nueva York en 2012, con la dirección de Pascal Rambert, luego fue escenificada en Italia, Rusia, Croacia, Alemania, Japón y ahora en México.

Clausura del amor, con dirección de Hugo Arrevillaga, se escenifica en el Teatro El Granero del Centro Cultural del Bosque (Paseo de la Reforma y Campo Marte s/n, colonia Chapultepec, cerca de la estación Auditorio de Metro). Las funciones son jueves y viernes, a las 20 horas; sábados a las 19 horas y domingos a las 18 horas.