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A 40 años de su primera visita a México, el uruguayo se rencontró con sus seguidores

La lucha de los pueblos contra la impunidad no conoce la palabra fin: Daniel Viglietti

Este día un hombre de izquierda vino al corazón de Coyacán, dijo el delegado Mauricio Toledo

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Mauricio Toledo, delegado en Coyoacán; Jorge Alberto Delgado, embajador de Uruguay en México, y Daniel Viglietti, luego del concierto en el Jardín HidalgoFoto cortesía de la delegación Coyoacán
 
Periódico La Jornada
Lunes 29 de septiembre de 2014, p. a14

La lucha de los pueblos contra la impunidad no conoce la palabra fin, expresó el cantor y compositor uruguayo Daniel Viglietti durante el concierto que ofreció ayer domingo en el Jardín Hidalgo de Coyoacán, ante dos mil personas (según la jurisdicción política), cientos de ellas urumex, como los llamó el autor de A desalambrar.

Fue un nuevo rencuentro de Viglietti con los mexicanos y oriundos de varios países. Su primera visita fue hace 40 años. A las 12 horas, Mauricio Toledo, jefe delegacional, agradeció al trovador, y a la embajada de Uruguay en México porque la primera presentación de Viglietti en su actual gira en México se dio en Coyoacán. Este día, un hombre de izquierda, un trovador, un cantautor, un hombre que se inspira en las causas sociales de nuestra América Latina, de la justicia social, de la dignidad y la rebeldía, vino al corazón de Coyoacán a cantarle a todos los presentes de manera gratuita.

El público aplaudió y se le entregó a Viglietti, y le comenzaron a pedir varias de las de batalla. Si canto esa estaré a punto de irme; así que mejor no la canto aún.

Mensaje vigente

La sillería se fue llenando y se hizo difícil conseguir un lugar. Varios se colocaron en los costados del escenario y desde ahí vieron bien al cantor y su guitarra. Cientos de jóvenes seguieron una a una las composiciones. Se las saben. Viglietti ha trascendido generaciones y está vigente en sus mensajes.

Ana Clara, una canción de amor, de ese amor. Un poema de Nicolás Guillén musicalizado, en el que la letra es un reclamo de un ser humano que toma conciencia de su condición de explotado: si trabajo me matan, y si trabajo me matan.

Sonaron las campanas de la iglesia coyoacanense y sus ecos retumbaron en la memoria del cantor. Citó que el ding-dong le recordó voces libres, como las de Salvador El Negro Ojeda y René Villanueva, y a la trovadora de innumerables luchas sociales y causas populares: Amparo Ochoa, a quien conoció en la Nicaragua sandinista. Otras voces, otros ámbitos, escribió Truman Capote.

Mes de recuerdos

Los asistentes elevaron banderas pequeñas de México y Uruguay. Daniel dijo que septiembre es un mes de recuerdos. Chile y el golpe militar contra el gobierno de la Unidad Popular es citado, con el sacrificio y asesinato de Salvador Allende. Escribió con su compatriota Mario Benedetti varias canciones. Mario es un siempre vivo. Habló de lo que hizo el represor para matar al hombre de la paz. Lo bombardearon, lo quemaron muchas veces. De Allende a Manuel Rodríguez. Murieron los hombres de la paz, a los que el tirano tanto teme, porque se pueden reproducir ad infinitum.

Vino otra con letra de Benedetti, para Violeta Parra, la volcánica creadora, que enseñó a tener sueños dentro del sueño. Interpretó el absurdo del mundo del revés, donde no hay Marx que por bien no venga. Las hormigas trabajan sin cesar, porque no tienen sindicato.

Entre los uruguayos presentes surgieron gritos de ¡Viva el Frente Amplio!, que ha ganado dos elecciones y en octubre llevará a los ciudadanos a votar para un tercer periodo. Para que la llama se encienda interpretó Milonga cañera, del comunista Alfredo Zitarrosa, uruguayo también.

De 1961 se escuchó Dale la mano al indio, hecha en días de discriminación contra los pueblos originarios. “Ha cambiado un poco la historia y ahora los bolivianos tienen un presidente indígena y acá surgió el zapatismo, en Chiapas. ¡Mestizo, grito y fusil! ¡Si no se abren las puertas el pueblo las ha de abrir!

Pidió al respetable que hiciera de cuenta que él ya se había ido, que regresó e iba a cantar las últimas de la tarde. No es para menos, pues los años se han acumulado. Sigue intacta su calidad interpretativa en la guitarra. Siguió con Chiapaneca, su homenaje al levantamiento zapatista y al Encuentro Intergaláctico, una irrupción en la historia. Con la palabra ojalá ha creado el verbo ojalear, algo así como un sinónimo de esperanza.

Homenaje a los caídos el 2 de octubre

Hoy lunes se presentará en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, a las siete de la noche, en concierto de entrada libre, para rendir homenaje a los caídos en la matanza del 2 de octubre de 1968. Como un adelanto, pero con ánimo de rememorar la fecha, cantó ¡Que vivan los estudiantes!, de Violeta Parra, a los que llama jardín de las alegrías. Los asistentes hacieron propia la alusión y comenzaron a gritar consignas en apoyo a los alumnos del Instituto Politécnico Nacional inconformes por lo que consideran la imposición de un nuevo plan de estudios.

Se acercó el cierre inexorable. Se oyeron los acordes de una canción emblemática, contra los latifundios. En México, Zapata quiso repartir la tierra, lo mismo que Artigas en Uruguay.

Le pidieron que cantara Desaparecidos. No complació, pero expresó que esa palabra une a los países de América Latina. ¡En Uruguay no se quiere volver al pasado conservador!, acotó entre aplausos. ¡Viva la República de Coyoacán!, exclamó. Tiene experiencia como político y motivador de multitudes.

Atento, Antonio del Conde, cubano que trabajó en la construcción del barco Granma, decisivo para el triunfo de la Revolución de Fidel Castro y Ernesto Che Guevara, dijo: “Para la Revolución soy El Cuate. Para recordar lo del Granma tengo que ir a hace 58 años. Yo era carpintero y me contrataron para ir a Veracruz. Los tengo muy presentes. Agradezco a La Jornada todo lo que nos informa sobre Cuba. La leo todos los días. Viglietti es un gran cantante”.

Jorge Alberto Delgado, embajador de Uruguay en México, instó a sus paisanos radicados en México (unos 6 mil) a ejercer su derecho al voto en el próximo proceso electoral en su país. Les recomendó que para ello se acerquen a la embajada.