La desigualdad de género aún se siente en el boxeo femenil, como en tantos ámbitos más, reconoce la peleadora Jessica Kika Chávez. Pero donde se siente mayor fuerza es en el tema de los salarios: Trabajamos las mismas horas que los hombres, nos golpeamos con la misma pasión, pero nos pagan menos dinero que a ellos.

Por eso, cuando enfrente a la campeona mundial minimosca del Consejo Mundial de Boxeo, Ibeth Zamora, el próximo 29 de noviembre, siente que avanzará un pequeño tramo en la lucha por la equidad de esta disciplina.

Kika recibirá 900 mil pesos por retar a la campeona. Cifra considerable en un deporte en el que las mujeres reciben cantidades muy alejadas de las que perciben los hombres.

Ganar eso sienta un precedente para el boxeo femenil. Mientras más mujeres percibamos sueldos importantes y demostremos que somos tan espectaculares como los hombres, abrimos la puerta para que se mejoren las condiciones de otras boxeadoras, asegura.

Chávez presume que esa velada tendrá una gran proyección como pocas veces ocurre en el boxeo femenil: Será una noche espectacular, en la que se realizará una gira promocional, algo que no es frecuente en el pugilismo femenil.

A diferencia de los peleadores, que suelen ocultar la cantidad de dinero por las que suben al cuadrilátero, Kika lo dice de manera abierta, porque para ella esto significa una pequeña victoria. Además, sabe que muchas compañeras de oficio todavía son derrotadas al momento de cobrar el sueldo de una pelea.

Una boxeadora con oficio gana aproximadamente 50 mil pesos, pero cada tres meses, dice arqueando las cejas, porque después hace el desglose de lo que debe descontar a esa cifra.

“Hay que restar varios gastos para el entrenador, el preparador físico, el encargado de manejar las manoplas en el gimnasio. Al final, apenas quedan unos pesos.

Por esta razón está satisfecha con las negociaciones para enfrentar a Zamora, en un momento clave para el boxeo femenil. Refiere que cada vez hay más afición y los promotores se interesan en invertir en boxeo de mujeres, pues han comprobado que garantizan buenas contiendas.

Las pugilistas que se iniciaron en este deporte sufrieron muchas adversidades, lucharon contra todo y les pagaron nada, dice Kika, y agradece el camino que allanaron Laura Serrano, Ana María Torres, Mariana Juárez y Jackie Nava.

Las peleadoras de hoy nos beneficiamos de lo que ellas hicieron, nos abrieron el camino, pero todavía seguimos picando piedra. Falta mucho para que ganemos lo que merecemos, afirma.

El principal frente para acercarse a los salarios que cobran los hombres –explica– es que se incluya el boxeo femenil en Estados Unidos. Es una tarea pendiente para la generación actual de peleadoras.