Bomberos de tres municipios controlan el fuego; se desconoce si fue accidental o provocado
Ardieron 80 habitaciones donde hasta hace tres meses vivían hacinadas más de 500 personas
La casa hogar comenzó a ser desmantelada en julio tras descubrirse irregularidades e ilícitos
Jueves 9 de octubre de 2014, p. 33
Morelia, Mich., 8 de octubre.
Esta tarde se incendió la casa hogar que dirigía Rosa Verduzco, Mamá Rosa. El inmueble fue desmantelado a partir del pasado 15 de julio, después de que se descubrieron graves anomalías en su operación y delitos contra sus más de 500 moradores, la mayoría niños.
El albergue La Gran Familia, ubicado desde hacía más de 50 años en la carretera Zamora-Jacona, fue consumido por las llamas. Autoridades municipales dijeron ignorar si el siniestro –que no dejó lesionados– fue provocado o accidental.
Protección civil de Zamora informó que la conflagración se inició aproximadamente a las 13:30 horas en el primer y segundo niveles del edificio, donde hasta hace tres meses había 80 cuartos enrejados en los que vivían hacinados unos 560 niños, jóvenes y adultos.
Más de 30 bomberos de Jacona, Tangancícuaro y Zamora sofocaron el incendio. La mayoría de las habitaciones estaban desocupadas, pero aún había ropa, cartón, libros y otros objetos que el incendio consumió.
Mamá Rosa es uno de los personajes más controvertidos de Michoacán. Cuando su albergue fue cerrado abogaron por ella el ex presidente Vicente Fox, su esposa Martha Sahagún, y varios funcionarios. La sala de música del lugar se llamaba Abuelito, en referencia al padre de Sahagún.
Decenas de niños acusaron a Mamá Rosa de propinarles golpizas con palos de escoba y cables de electricidad, y de ordenar aislarlos en un calabozo conocido como Pinocho, donde pasaban varios días a pan y agua.
Una puerta de acero dividía el patio principal del edificio de tres pisos donde estaban los dormitorios, que hoy fueron consumidos por las llamas.
El recinto fue escenario de abusos, violaciones y todo tipo de vejaciones. Muchos de sus habitantes no conocían la calle porque llegaron cuando eran bebés o nacieron ahí. Muchos de ellos fueron hijos de madres adolescentes. Durante décadas se acumularon en el refugio objetos que nunca se usaron, entre ellos pianos, computadoras, muebles y hasta cuatro ataúdes.
Muchos de los niños prisioneros han vuelto a sus hogares, otros están en albergues y los mayores regresaron a las calles.