Opinión
Ver día anteriorLunes 13 de octubre de 2014Ver día siguienteEdiciones anteriores
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El ébola, en la frontera
E

l director del Centro estadunidense para el Control de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), Tom Frieden, confirmó ayer el primer contagio de ébola en Estados Unidos: una enfermera que atendió al paciente Thomas Duncan, quien, tras viajar a su país natal (Liberia), murió el miércoles de la semana pasada en el Hospital Presbiteriano de Dallas, Texas. El funcionario agregó que es posible que hayan tenido lugar otras transmisiones del virus.

Sin afán de alentar alarmismos injustificados, es preciso señalar la necesidad de que las autoridades sanitarias mexicanas adopten las medidas de contención epidémica pertinentes y que la sociedad en general haga conciencia del riesgo que ello implica.

Es cierto que el gobierno del país vecino ha dispuesto controles y protocolos para impedir la propagación del mortífero virus. En los aeropuertos de Estados Unidos empiezan a implantarse revisiones sanitarias a los pasajeros procedentes de los países de África occidental y se aplican ya protocolos estrictos para poner en cuarentena a quienes pudieran estar infectados de ébola. Pero el riesgo cero no existe, y menos si se considera que en semanas recientes decenas de miles de personas han llegado a territorio estadunidense desde Liberia, Sierra Leona, Níger y Guinea, los más afectados por la epidemia, y que centenares de pasajeros que arriban de esas naciones siguen haciéndolo diariamente. Habida cuenta de que la frontera entre México y Estados Unidos es la más transitada del mundo, no hay forma de asegurar que el virus no ingresará a territorio nacional. Por añadidura, también hay casos de infección en España, país con el cual hay un intenso intercambio de viajeros.

A lo anterior debe agregarse el hecho de que no existen, hasta el momento, tratamientos específicos –ni antiviral ni vacuna– para prevenir o curar los contagios, y que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que tales fármacos no estarán disponibles en el mercado antes del año entrante.

Existe, en suma, una situación que debe ser tomada con seriedad y sentido de Estado. Por ello es necesario adelantarse a los riesgos y definir instancias de toma de decisiones, establecer protocolos de tratamiento y contención en los centros de salud del país y emprender una campaña de información clara y precisa sobre la enfermedad, a fin de despejar falsas creencias y rumores y dar a la población elementos de juicio sólidos.

Es importante, a este respecto, recordar los errores cometidos durante la epidemia de H1N1 que azotó al país hace poco más de cinco años, aprender de ellos e incorporar las experiencias obtenidas a una estrategia epidemiológica a todas luces necesaria.

Cabe esperar, ciertamente, que el ébola pueda ser contenido fuera del territorio nacional, que se logre detener su propagación y se encuentre a la brevedad un tratamiento adecuado y eficaz a fin de salvar miles de vidas en las naciones africanas que están siendo trágicamente golpeadas por la epidemia. Por lo pronto, el virus está a un paso de nuestra frontera y no hay justificación alguna para abstenerse de emprender las acciones preventivas necesarias.