Al abordar temas de la familia, sínodo de Obispos reconoce cualidades de homosexuales
Retatio Post Disceptationem resume las posturas del debate que se realiza a iniciativa del papa Francisco para reflexionar sobre temas espinosos, incluso considerados tabú por el Vaticano
El Papa quiere escuchar y entender qué piensa la Iglesia, el pueblo de Dios, sobre la familia, dijo el cardenal Walter KasperFoto Ap
Martes 14 de octubre de 2014, p. 35
El Vaticano, 13 de octubre.
El Sínodo de Obispos, que aborda los nuevos temas de la familia, reconoció hoy los dones y cualidades de los homosexuales y aseguró que la Iglesia católica no se opone a la legalización de la unión de las parejas del mismo sexo siempre y cuando no se equipare al matrimonio.
Las reuniones de obispos sobre asuntos de la familia marcó este lunes el punto medio de sus dos semanas previstas con un documento titulado Retatio Post Disceptationem, que resumió la marcha hasta ahora del debate a puerta cerrada.
La mayoría de los obispos quiere una Iglesia que mira al mundo con simpatía, que no lo juzga
, explicó Bruno Forte, secretario general del sínodo, entre los encargados de elaborar el complejo documento, una suerte de síntesis de las diferentes posiciones dentro de la Iglesia.
El texto servirá de base para los debates por grupos que se celebrarán esta semana, tras lo cual la jerarquía de la Iglesia votará un documento final que será luego sometido para su discusión con sus bases
antes del sínodo de octubre de 2015.
Un método de trabajo nuevo con el que el papa Francisco quiere poner a reflexionar tanto a la Iglesia como a los creyentes sobre temas espinosos, hasta ahora tabú. Si bien provisional, la apertura de la Iglesia hacia la homosexualidad generó todo tipo de reacciones y no deja de sorprender.
La cuestión homosexual nos interpela a una reflexión seria sobre cómo elaborar caminos realistas de crecimiento afectivo y de madurez humana y evangélica integrando la dimensión sexual: por tanto se presenta como un importante desafío educativo
, sostuvo el documento.
En un dramático cambio de tono se destaca en el texto que los homosexuales tienen dones y atributos para ofrecer
y se pregunta si el catolicismo podría aceptar a los gays y reconocer los aspectos positivos de las parejas del mismo sexo.
El documento, que resume las intervenciones de cerca de 265 ‘padres sinodales’ en torno al desafío de la familia moderna, ofrece sobre todo reflexiones más que conclusiones.
El sínodo escucha, se conmueve y busca caminos para expresar lo que la Iglesia siente como seguidora de la humanidad
, explicó el cardenal chileno Ricardo Ezzati Andrello, uno de los tres presidentes delegados del sínodo.
Pese a las críticas de un sector, liderado por el prefecto para la Doctrina de la Fe, el cardenal alemán Gerhard Müller, quien lamenta que no se publiquen las intervenciones íntegras con nombres y apellidos, la asamblea ha discutido sobre temas como la comunión para los divorciados que se vuelven a casar, de uniones de hecho y hasta de sexo.
Para Forte, que defiende un cambio de posición y una apertura gradual
de la Iglesia hacia algunos temas de carácter social y pastoral, los laicos serán llamados a ser los grandes protagonistas
para que la Iglesia encuentre soluciones a los retos de la familia contemporánea.
Respecto de los heterosexuales, los obispos dijeron que deben aceptar la realidad positiva de los casamientos civiles
e incluso la cohabitación, con el objeto de ayudar a la pareja a comprometerse eventualmente al matrimonio religioso. Los obispos también reclamaron una relectura de la encíclica de 1968 Humanae Vitae, que resaltó la oposición de la iglesia al control de la natalidad artificial.
Los obispos señalaron que las parejas deben estar abiertas incondicionalmente a tener hijos, pero que el mensaje de Humanae Vitae subraya la necesidad de respetar la dignidad de la persona en la evaluación moral de los métodos de control de natalidad.
Los obispos también propusieron nuevos modos valientes
de asistir a las familias, especialmente a las dañadas
por el divorcio.
El documento no tomó partido en una de las cuestiones más polémicas del sínodo: si los católicos que se divorcian y vuelven a casarse sin una anulación pueden recibir la comunión.