Buscará la dimisión del consejero de sanidad, quien la acusó de mentir
Miércoles 22 de octubre de 2014, p. 44
Madrid, 21 de octubre.
Teresa Romero, la enfermera española de 44 años infectada de ébola, se encuentra fuera de peligro tras superar con éxito el tratamiento al que fue sometida en el hospital Carlos III luego de contagiarse durante la atención que brindó a dos médicos misioneros españoles, quienes adquirieron el virus hemorrágico en África y murieron aquí días después de ser repatriados.
Romero fue diagnosticada el pasado día 6 y su pronóstico inicial era muy grave
. Los médicos, quienes este martes confirmaron que está curada
poco después de su hospitalización, informaron hace días a la familia de la paciente que su muerte era cuestión de horas.
Ahora, junto con su esposo, Javier Limón, comenzará una lucha para limpiar su nombre y exigir la dimisión del consejero de sanidad de Madrid, Javier Rodríguez, quien la acusó de mentir y la responsabilizó de haberse infectado.
Teresa Romero dio negativo en cuatro pruebas al mortal virus, afirmó el médico José Ramón Arribas, jefe del servicio de microbiología clínica y enfermedades infecciones del hospital Carlos III. Añadió que ya no existe riesgo de contagio ni hay posibilidad de que un nuevo brote de la enfermedad en el organismo de la enfermera.
Arribas explicó: Consideramos que se cumplen los criterios de curación de la Organización Mundial de la Salud (OMS), pero hay que aclarar que la recuperación puede demorar días
.
Llevará semanas la convalecencia, por el daño sufrido en hígado y pulmones, y para recuperar masa muscular, tras dos semanas de estar en cama.
Para dar por concluido el riesgo de contagio a partir del caso de Teresa Romero habrá que esperar 42 días, dos veces el periodo de incubación del virus, tal como estipulan los criterios de la OMS.
Es decir, si a partir de este martes hasta el próximo 2 de diciembre no se registra ningún caso nuevo de ébola en España, se terminará la cuarentena.
El caso comenzó a finales de septiembre, cuando participó en el operativo sanitario para atender a los médicos-misioneros Miguel Pajares y Manuel García Viejo, quienes adquirieron la enfermedad en África y fallecieron tras volver a España. Romero fue la responsable de limpiarlos, aplicarles vacunas y cambiarles los sueros. Del equipo médico que los atendió era una de las que estaba más expuesta al virus y, por tanto, al contagio.
Durante la crisis el gobierno no ha cumplido los protocolos que fija la OMS. La propia Romero dijo tres veces que podría estar infectada de ébola, y a pesar de ello fue trasladada al hospital que le correspondía para ese tipo de enfermedad.
Fuera de peligro, Romero fue informada que el gobierno de la Comunidad de Madrid, presidido por el conservador Ignacio González, decidió sacrificar
a su perro, Excalibur, a pesar de los ruegos de Javier Limón para que se intentara salvar la vida de la mascota, que consideraba su única familia
.
También ya fue notificada de la campaña que se activó en su contra cuando se debatía entre la vida y la muerte por el consejero de Madrid, Javier Rodríguez, quien la acusó de mentir sobre los síntomas y la responsabilizó del contagio. Medios de comunicación afines y numerosos dirigentes del Partido Popular (PP) respaldaron las afirmaciones de Rodríguez, pero tras la indignación ciudadana se matizaron las acusaciones.
Teresa Romero se convierte en una de los pocas personas que han contraído la infección y la han superado, junto con Slije Lehe Michalsen, la noruega que trabajaba para Médicos Sin Fronteras (MSF); Kent Brantly, médico estadunidense; la enfermera Nancy Writebol, contagiada en Liberia; un estadunidense dado de alta ayer en Atlanta, quien pidió el anonimato, y el camarógrafo independiente estadunidense Ashoka Mukpo, quien colaboraba para la NBC.