La opera prima del realizador mexicano se estrenó en el festival de cine de Morelia
La palabra es un término que se cuelga al otro y del cual no se tiene ningún control, dice el cineasta
Jueves 23 de octubre de 2014, p. a10
Morelia, 22 de octubre.
El Festival Internacional de Cine de Morelia llegó hoy a su culmen, en cuanto a la competencia oficial de ficción se refiere, con el estreno de la película Güeros. El cinerrealizador Alonso Ruizpalacios develó el título de su película: “Es una palabra interesante porque trasciende completamente el color de la piel o del cabello. Es un término que la gente le cuelga al otro y del cual no se tiene ningún control, como para denotar ignorancia, clasismo. Es como si te dijeran: ‘pinche fresita de clase alta que no sabes nada de la vida’; es uno de los subtextos cuando alguien te dice güero y es utilizado en diferentes ámbitos, entre gente de tez morena, blanca y negros. Y la película va por eso, entre las fronteras invisibles; es una manera de poner una barrera entre tú y el otro”.
Rodada en blanco y negro, Güeros es una declaración de amor a la ciudad de México, de cuatro actores por sus cuatro puntos cardinales en busca del ídolo de su niñez: Epigmenio Cruz, mítico cantante que hizo llorar a Bob Dylan
. En su periplo, los cuatro personajes se sumergen en un extraño limbo que les servirá también como un viaje de auto- conocimiento/autodescubrimiento al patearse la ciudad.
Compleja y hostil
A la pregunta sobre cómo fue la elección de las calles e historias, Alonso Ruizpalacios respondió: “Uno de los puntos de partida fue hacer una road movie en la ciudad de México, porque como defeños pasamos mucho tiempo en el carro, en el camión o en los vagones del Metro; ahí comemos, peleamos, nos reconciliamos, cogemos... Después, al escoger la ruta, me acerqué al libro Los citáculos, una antiguía de esta ciudad que es inabarcable, compleja y hostil, para ver cuáles eran los lugares para filmarla. Para encontrar los sitios ideales recorrimos durante dos meses la ciudad, y ese fue proceso”.
Después de que Ruizpalacios eligió la ruta hilvanó los temas del filme: Fue ir conociendo la ciudad por zonas geográficas. Dependiendo de qué nos decía cada una de ellas tenía que ver con los diferentes temas que íbamos explorando. Por ejemplo, la primera parte, con los universitarios, tenía que ser junto a Ciudad Univer- sitaria y, una vez que salen, la película adquiere dinamismo y los temas muchas veces fueron dictando los espacios
.
Sobre la elección de hacerla en blanco y negro, el joven director confesó que fue intuitivo
, porque desde el principio supo que sería así, aunque desconocía el porqué. Pero está cierto de que filmar en blanco y negro es un suicidio comercial. Para justificar esto es que la película es de contrastes sociales, políticos, geográficos de la ciudad de México y que el blanco y negro era lo mejor para retratarla
.
Patearse la ciudad
Güeros está protagonizada por Tenoch Huerta, Sebastián Aguirre e Ilse Salas, quienes comentaron que al patearse la ciudad como actores descubrieron varias cosas que desconocían.
Huerta mencionó: “Es una ciudad tan rica, vibrante y maravillosa. Cuando escucho a gente que ha tenido la oportunidad de vivir fuera del país y regresan y se enriquece su visión del Distrito Federal, me da risa cómo sobrevaloran el Metro de Nueva York, París o Londres, y nunca se han subido al más eficiente, limpio y rápido del mundo, que es el nuestro. O cómo conocen cada fisura y rincón de una ciudad que está a miles de kilómetros y de la suya no salen de la Roma o de la Condesa; me parece muy divertido.
Nosotros no hicimos eso; nosotros nos fuimos a transitar la ciudad. Hay lugares donde nunca había puesto un pie y al hacerlo me resultó maravilloso. Los que ya conocía fue descubrirlos desde otro ángulos, verlos desde otro punto de mi vida, mi existencia y posición; fue un viaje y una reconciliación con la ciudad, empezar a quererla otra vez así de fea como está
.
En su oportunidad, Ilse Salas opinó: Confirmé sus contrastes y contradicciones, cómo conviven lado a lado el barrio bravo de Santa Fe con los edificios inteligentes... Los personajes éramos los hijos de esa ciudad
.
Salas se sinceró y agregó: Como filmamos de noche me dio mucho miedo en ciertos lugares, porque sentía que no pertenecía, que no era bien recibida. Incluso había gente que se asomaba desde su ventana para ver qué estábamos haciendo... A medida que el viaje continuó el miedo se me fue quitando
.
Sólo hasta la sala
Para concluir, Sebastián Aguirre dijo: “Yo descubrí que es una ciudad polémica y la gente que la habita es muy particular, porque a la vez que es un buen anfitrión pone ciertos candados para decirte por dónde puedes transitar y por dónde no. Como cuando filmamos en Santa Fe, por la zona de El Queso, parecía pueblo fantasma, así que tuvimos que utilizar gente que conocía el barrio para decir que éramos banda y que no había ningún problema. Que estábamos ahí para retratar el barrio de manera correcta, que no estábamos haciendo una película gringa que habla de la mafia mexicana.
Cuando filmamos en Copilco fue otro tipo de problemas... La ciudad de México te abre las puertas, pero únicamente te deja entrar a la sala, no más allá.