Entre otras, el recinto expone una réplica de la tradicional Caballitos animeros de Cuanajo
A diferencia de diversos regalos para difuntos, contiene productos naturales: Amparo Rincón, jefa de Colecciones del recinto
Se llevan a cabo obras de teatro y varios talleres artesanales
Domingo 2 de noviembre de 2014, p. 7
Hay muertos a los que nunca les ponen una ofrenda, ni flores, ni veladoras; menos comida y bebida que eran de su gusto, por lo que en Michoacán, en el poblado de Cuanajo, rinden homenaje a todos, conocidos y anónimos. Suelen ser tan pródigos y dadivosos, que les colocan un caballito de madera para que les ayude a llevarse todo, pues probablemente sea demasiado el peso y no puedan cargarlo. Incluso un muerto requiere ayuda.
En el Museo Nacional de Culturas Populares (MNCP), ubicado en Hidalgo 289, colonia Del Carmen, Coyoacán, se instaló una réplica de tales ofrendas, únicas por su sentido y significado, la cual podrá visitarse hasta el 5 de noviembre, informó en entrevista Amparo Rincón Pérez, jefa de Colecciones del recinto. Además, hay un programa de actividades paralelas, como una expo-venta de objetos para montar una ofrenda, que incluye desde flores hasta pan de difunto, pasando por las catrinas, personajes insoslayables y entrañables en el Día de Muertos.
Así, agregó, el MNCP organizó la Jornada Cultural de Día de Muertos, que fue inaugurada el pasado miércoles por Alejandra Frausto, directora general de Culturas Populares del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta). De manera clara, se muestran diferentes concepciones de la muerte en grupos indígenas y culturales en México.
Se pueden ver ofrendas de diversas partes de la República, así como las actividades que preservan la tradición de esta festividad, designada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco.
El pasado jueves, en un recorrido, cientos de niños de primaria recibieron una explicación acorde a su edad. La mayoría promediaba 7 años, y más o menos ya entiende que la muerte es ausencia y un ciclo. No obstante, la pregunta recurrente que se hace a las guías del museo es por qué hay fotos de personas en las ofrendas. Les contestan que son los que se murieron y que son para ellos; que son un regalo, un recuerdo. Abren los ojos y expresan: ¡Ah!
Realmente se continúa con la tradición.
En el centro del patio se presenta la ofrenda al estilo de Cuanajo, Michoacán, llamada Caballitos animeros, así como un entierro prehispánico de Magdalena Atlazolpa, en el Distrito Federal, y altares de diversas regiones de Tlaxcala, Oaxaca y la huasteca veracruzana.
Amparo Rincón dijo: “Este año elegimos al estado de Michoacán, concretamente a Cuanajo, porque la tradición consiste en presentar la ofrenda en unos caballitos de madera, que la cargan. Está integrada por productos naturales; nada es preparado o cocido, como en otros sitios. Hay maíz, chayotes, calabazas, plátanos, manzanas, naranjas.
“Están sin cocer porque hay que recordar que en la época prehispánica el 2 de noviembre es el fin del calendario agrícola, que es de 260 días, que se inicia en febrero y termina en noviembre. Este calendario está regido por el ciclo agrícola. En este momento la tierra se deja descansar y hay que esperar tres meses para reanudar el trabajo de campo. Es una forma de agradecer a la tierra todo lo proporcionado en el año, y por eso los productos están crudos.
También, porque se espera a los angelitos, a los muertos niños, desde el 28 de octubre. Ese día se monta una ofrenda para el ánima sola, para quien no tiene quien lo recuerde. El 31 de octubre llegan los niños y el 1 de noviembre los adultos. La ofrenda se coloca en la casa y el 2 de noviembre se traslada al panteón. Luego de que los muertos ya comieron se acostumbra repartir el producto entre todos los habitantes, por lo cual los artículos están crudos.
Puede decirse que es una ofrenda para todos los muertos desconocidos y conocidos, y por lo tanto, democrática, incluyente. Entre más popular sea el finado, más caballitos recibe. El animalito animero le ayuda a cargar con la ofrenda. La leyenda señala que es tanta, que en el camino se van cayendo productos, los cuales son recogidos por las almas de quienes no tuvieron la dicha de tener una ofrenda. Todo el pueblo de Cuanajo participa de esta tradición. La familia del muerto, corresponde invitando atole y tamales a la comunidad.
Otras actividades: teatro: Memorias de una catrina. Llevados de la mano de la muerte se conocerá, con humor y sarcasmo, la realidad del mexicano, el domingo 2 de noviembre, a las 17 horas.
Talleres familiares: dulces, calaveras y esqueletos móviles. Talleres de acercamiento a técnicas artesanales en cartón, barro, pintura y de calaveras de amaranto, sábados y domingos hasta el 9 de noviembre, a las 12 horas.