Medida de prevención ante el deterioro de sus relaciones con los países de la OTAN
Jueves 13 de noviembre de 2014, p. 30
Moscú.
Como medida preventiva ante el deterioro de sus relaciones con los países de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), Rusia anunció este miércoles que va a extender el área de patrullaje de sus bombarderos estratégicos de largo alcance, como denominan aquí a los aviones pesados supersónicos, diseñados para portar armas nucleares y con gran capacidad de vuelo.
El ministro de Defensa, Serguei Shoigu, afirmó hoy, en una reunión rutinaria del estado mayor del ejército ruso, que los bombarderos estratégicos seguirán sobrevolando los límites del espacio aéreo de este país, a lo largo de sus fronteras y en el Océano Ártico.
En la situación actual tenemos que extender nuestra presencia militar al oeste del Atlántico y este del Pacífico, así como al Caribe y Golfo de México
, agregó el ministro, y explicó que la frecuencia y duración de los vuelos en las nuevas rutas regulares de los bombarderos estratégicos requerirán un esfuerzo adicional en términos de financiamiento.
Los vuelos de este tipo de fortalezas –que podrían llevar bombas atómicas aunque no siempre lo hacen– impresionan más que los misiles balísticos y los submarinos que en realidad son más eficaces con sus ojivas nucleares múltiples. Al mismo tiempo, resultan muy costosos y, en opinión de los expertos militares, es del todo improbable que se piensen emplear en un ataque devastador cuya respuesta inmediata sería un golpe similar.
Y es obvio que Rusia no tiene la intención de provocar una hecatombe nuclear, pero usa los vuelos de sus bombarderos estratégicos como demostración de fuerza para reafirmar su política exterior frente a las presiones de la OTAN, que hoy mismo lanzó en su contra nuevas acusaciones de suministrar armamento (tanques y sistemas de defensa antiaérea, sobre todo) a las milicias separatistas del este de Ucrania, lo que de inmediato mereció un enfático desmentido de Moscú.
Estos superbombarderos, que se concibieron en la época de la guerra fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética como parte de la estrategia de contención, de un tiempo para acá –desde 2013, cuando Rusia reanudó los vuelos intercontinentales de sus aviones Tu-160– han vuelto a ser usados como recordatorio de que nadie debe olvidar que mantiene su vigencia la fórmula de destrucción mutua asegurada.