Pugnan en foro de la UNAM por hacer cumplir la ley que la regula
afecta el sistema nervioso central
Viernes 14 de noviembre de 2014, p. 45
El bombardeo de imágenes publicitarias aturde
día a día a millones de personas en las urbes más importantes del país, en particular en la ciudad de México.
Cualquier espacio público se ha vuelto nicho para la colocación de promocionales: calles, avenidas, segundos pisos, azoteas y paredes de los edificios, vallas, bardas, taxis y camiones, andenes y escaleras del Metro, e incluso adentro de los vagones, en estaciones del Metrobús y muchos otros sitios.
Se trata de un caos con diversos contenidos: una rubia de promimente escote anunciando cerveza; un galán con el pectoral desnudo, donde lo que menos se observa es el reloj que porta en la muñeca izquierda y que es el motivo del anuncio; promesas que ahora sí cumplirán los políticos; bebés de ojos azules comiendo papillas y un sinnúmero de ocurrencias que lanzan los creativos
, como se llaman a sí mismos los publicistas.
Durante el primer Congreso sobre Derechos Humanos y Publicidad Exterior, Baldomero Mendoza, académico de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), indicó que la publicidad exterior debe ser regulada, pues se ha comprobado que no sólo es una distracción para los ciudadanos, sino que incluso llega a alterar el sistema nervioso central.
En el foro realizado en la Antigua Escuela de Jurisprudencia de la UNAM, el cual fue organizado por la Fundación por el Rescate y Recuperación del Paisaje Urbano y el proyecto Grado Cero de la Facultad de Derecho, el presidente de dicha fundación, Jorge Negrete, detalló que aun cuando en la ciudad de México existe una regulación para este tipo de publicidad, no se respeta.
Se trata de un negocio que genera 6 mil 500 millones de pesos anuales en el país, de los cuales 3 mil millones corresponden exclusivamente a las ganancias en el Distrito Federal. Por ello, Negrete consideró que sería irresponsable
demandar la erradicación de la publicidad exterior, pero si demandó su regulación y el respecto a la normativa.
La Ley de Publicidad Exterior en el Distrito Federal, publicada en 2010, asienta la cantidad y la distancia para colocar dichos anuncios, entre otras cosas. Por ejemplo, dijo, en el caso de los espectaculares, si se encuentran en la misma acera debe haber una distancia mínima de 500 metros entre ellos, y si se ubican en la acera de enfrente son 250 metros de distancia.
Otro punto de esta norma señala que en el caso de las vallas publicitarias debe existir una separación de al menos un metro entre cada una.
Pese a ello, “hoy vemos espectaculares a menos de la distancia marcada en la ley, o edificios con un anuncio, y en ese mismo inmueble, a menos de dos metros de distancia, otra imagen de publicidad, y de inmediato, en el siguiente edificio, otra más.