PRD y Ayotzinapa
ientras el estado se convulsiona y en el país y el extranjero se reproducen las movilizaciones y protestas por el secuestro y desaparición de los 43 estudiantes de la normal rural de Ayotzinapa por la policía municipal de Iguala, en el PRD parece que no pasa nada.
En todo caso, se diría que el tema Iguala-Ayotzinapa es apenas un inconveniente que dificulta sus actividades pero que no tiene por qué frenarlas.
Antes del asesinato de seis personas y desaparición de 43 normalistas, el PRD hizo su elección interna y definió la correlación de fuerzas para el próximo Consejo Estatal, que debió integrarse en octubre, pero debido a la crispación social, que llevó al gobernador Ángel Aguirre Rivero –considerado el principal ganador de la contienda perredista– a solicitar licencia, y a las múltiples protestas por el caso, el PRD pospuso la integración de ese consejo.
Los manifestantes, principalmente maestros y normalistas, hicieron quemas en la sede del PRD y generaron tal incertidumbre en los perredistas, que incluso éstos creyeron que no hay condiciones para integrar el consejo, lo que debía ocurrir hoy. Por eso cambiaron de sede a la ciudad de México para renovar a los miembros del órgano colegiado y a la dirigencia estatal.
Sin embargo, el dato muestra la prioridad que tiene este partido: sacar su dirigencia aun dentro de la crisis política y social que vive el estado.
Mientras el PRD en Guerrero centra su atención en las negociaciones internas y se apresta a definir candidatos rumbo a 2015, las movilizaciones paralizan al estado y lanzan el claro mensaje de rechazo a la clase política. Como partido, el PRD sólo tuvo un acto en relación con Ayotzinapa: la petición de disculpas de Carlos Navarrete por haber postulado a José Luis Abarca a la alcaldía de Iguala.
Sus temas, pues, son primero. ¿Los normalistas? Parece que para el PRD es un asunto que puede esperar.