El caso de la bailarina y escritora Nellie Campobello es un ejemplo vergonzoso que muestra que la impartición de justicia en México tiene muchas aristas oscuras, afirmó el investigador César Delgado, del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), quien vuelve a poner sobre la mesa el tema con la segunda edición del libro en el que aborda en detalle el secuestro de la también coreógrafa, a quien se vio con vida por última vez en 1985 y se supo de ella 12 años después, cuando había muerto.

“Es muy difícil celebrar la presentación de la segunda edición de Nellie Campobello, crónica de un secuestro cuando el país vive una situación tremenda ante los espeluznantes sucesos de Ayotzinapa. Sin embargo, es oportuno, porque el libro narra otro hecho oscuro, vigente, que aún tiene aspectos en los que hay que profundizar”, señaló el autor en la presentación realizada en la librería Bonilla, un día antes del 114 aniversario del natalicio de la bailarina.

Nellie Campobello nació el 7 de noviembre en Villa Ocampo, Durango, y estuvo muy unida a Francisco Villa, a la Revolución. Fue una mujer apasionada, con muchos claroscuros, pero al fin una figura fundamental en la cultura mexicana, que reclama su lugar en ese ámbito, precisó.

Abuso de sus protectores

Nellie fue privada de su libertad y despojada de su fortuna por sus presuntos protectores Cristina Belmont y Claudio Fuentes Figueroa.

Amiguísima de José Clemente Orozco y de Martín Luis Guzmán, fue fundadora del Ballet de la Ciudad de México y de la Escuela Nacional de Danza. Fue bailarina, coreógrafa y maestra. Una de sus trabajos dancísticos destacados fue ¡30-30!, que creó con su hermana Gloria, considerada una extraordinaria ejecutante.

La obra literaria de Nellie es vigente. “Sus libros, como Cartuchos. Relatos de la lucha en el norte de México, Las manos de mamá y Tres poemas se han vuelto a editar, pero en el caso de la danza su trabajo ha sido menospreciado. Esto se debe, por un lado, a que ya entrada en años, al dirigir la Escuela Nacional de Danza, cometió errores o hizo cosas inadecuadas, y la gente se quedó con eso. En este aspecto falta una investigación que lleve a determinar con exactitud cuáles son sus aportaciones. Como especialista, vislumbro el ballet de masas, esas espectaculares funciones que hizo en los estadios, y dar carácter nacionalista al ballet clásico”, destacó César Delgado.

Otro factor por el que se ha dejado de lado su obra dancística es que pesa más la literatura que la danza. En este último arte, en el INBA falta un proyecto rector; cada quien investiga lo que quiere, por eso la historia de la danza en México está escrita de manera caprichosa; tiene lagunas, precisó.

Una tarea más pendiente es indagar qué sucedió con los telones que pintaron Orozco y Carlos Méria, entre otros artistas. Supe que quedaron en una dependencia del INBA, que eran pedacería. Es posible que estén maltratados, pero también que se puedan restaurar, puntualizó.

Respecto de esta nueva edición, publicada por la Universidad Veracruzana, en la serie Ficción, Delgado dijo: Me siento muy satisfecho en principio porque no tuve que recurrir al compadrazgo, al amigo, para que saliera a la luz, y después, porque es mejor que la anterior por el rigor y profesionalismo con el que fue revisada.

Francisco Illescas, bailarín de la compañía Barro Rojo, afirmó: este libro “es una lectura obligada para los que deseen indagar en el tenebroso mundo de la justicia mexicana. Para unos está en el género negro de la novela, para otros es un largo reportaje, pero lo terrible es que revela un hecho verídico, que aún no tiene respuesta.

Es triste que en lugar de comentar un texto conmemorativo sobre una de las personalidades más importantes de la danza y de la literatura mexicanas, se habla sobre el abuso a una anciana. El libro recuerda cómo la sociedad civil presionó para dar con su paradero y que en este país los logros no son una graciosa concesión del Estado.