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Presentan El hacedor de marionetas

Metáfora de la vida y del paso del tiempo que culmina en el sueño eterno

La instalación de los canadienses Janet Cardiff y George Bures se exhibe en la capital española

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Aspecto de la casa-rodante desvencijada, en el Palacio de Cristal,del Parque El Retiro en Madrid, donde el público puede apreciar El hacedor de mariontas Foto Reuters
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Escenas de la propuesta de Cardiff y Bures Miller, que concluirá en marzo de 2015Foto Armando Tejeda
Corresponsal
Periódico La Jornada
Miércoles 26 de noviembre de 2014, p. 6

Madrid, 25 de noviembre.

En una casa-rodante desvencijada, habitada por la resonancia de los ecos y la luz sombría desde la que emana la melancolía y la desesperanza, los artistas canadienses Janet Cardiff y George Bures Miller crearon El hacedor de marionetas.

Se trata de una instalación en la que los personajes, los sonidos y las evocaciones cobran vida a través del ojo que mira desde afuera, del espectador que asiste con vocación de voyeur al mágico e inquietante equilibrio del sueño eterno.

En el Palacio de Cristal del parque del Retiro, en la capital española, el Museo de Arte Reina Sofía montó una propuesta singular que ocupa la parte central de ese inmenso recinto rodeado de abetos, cipreses y pinos.

Es una casa-rodante, caravana o roulotte en la que vive un hacedor de marionetas que ha logrado, con la intervención de los artistas Cardiff y Bures, dotar de vida mecanizada a sus creaciones: el pianista ensaya, bajo el relincho de su caballo, las notas tristes del otoño; la mujer dormida está absorta en el sueño eterno, con los brazos cruzados y los sueños y las pesadillas merodeándole por la cabeza; la cabeza decapitada flota en la lúgubre fetidez de una cocina abandonada por el tiempo; la cantante de ópera y el pianista interpretan, tras un prolongado silencio, un aria que rezuma tristeza.

Mientras, el hacedor de marionetas manipula desde la sombra a sus creaciones, como el creador en la sombra que mueve los hilos de sus propias maquinaciones, para dotarlas de un sentido frente al caos que lo rodea.

Cardiff y Bures son dos artistas que construyen ficciones a partir de un método en el que prima la teatralidad, el espacio, el movimiento y el sonido. Que en su conjunto forman un microcosmos desde el cual todo cuanto hay en su interior cobra vida a las ojos del espectador, que tiene al menos cuatro ventanas para adentrarse en ese universo de misterio y dolor. Y así hacer de ese teatro mutilado en retazos y en escenas aparentemente inconexas una metáfora de la vida y del paso del tiempo, que culmina en el sueño eterno: la muerte.

Los artistas canadienses son expertos en mezclar el sonido con los movimientos mecánicos de la dramaturgia. Así lo han hecho en trabajos anteriores, como The dark pool (1995) y Opera for a small room (2005), en los que también proponían observar desde cierta distancia escenas ajenas a nosotros, vidas y tiempos de otros.

De nuevo la relación intensa entre la pieza rodante y viva desde la que emanan sensaciones con el espectador que decide quedarse a mirar con atención la obra de dos artistas que reflexionan sobre el paso del tiempo y la poética del silencio.

El binomio combina diferentes elementos, como el sonido, la narrativa y el espectáculo visual, que se unen para formar un conjunto que logra trasladar al espectador a una escenografía imaginaria.

Proponen esculturas sonoras que juegan con los sentidos del visitante, logrando una percepción donde se dan cita realidad y ficción. Se trata de una muestra sensorial donde el uso de la narrativa conduce a diferentes estados de ánimo, jugando con el factor sorpresa, entre objetos encontrados que construyen una arquitectura original a la espera de una acción temporalmente concreta y donde se propicia la participación del espectador.

Para esta obra, Cardiff y Bures se han inspirado en un poema de Anne Sexton, Briar Rose (Sleeping Beauty) a la hora de recrear una bella durmiente de silicón con la apariencia de la propia Cardiff (el autorretrato está muy presente en El hacedor de marionetas). La rodean muñecos articulados en proceso de creación y, al otro extremo del vehículo, un anciano sentado junto a una mesa que dibuja y parece reflexionar sobre cómo dotar de vida a sus creaciones. La exposición El hacedor de marionetas, montada en en el Palacio de Cristal de la capital española, concluirá el 16 de marzo de 2015.