La operación, de más de 500 millones de euros, sacude al sector en Europa
Aumenta el empresario mexicano su presencia en ese mercado y en el ámbito financiero ibérico
Viernes 28 de noviembre de 2014, p. 31
Madrid.
El magnate mexicano Carlos Slim se convirtió hoy en el primer accionista de la multinacional española Fomento de Construcciones y Contratas (FCC), al adquirir 25.63 por ciento de la empresa tras una operación de 500 millones de euros. FCC es una de las empresas de construcción más importantes de España y se encuentra entre las 10 con más volumen de negocio de Europa, pero por la crisis que azota a España desde 2008 ha reducido sus ingresos, con lo que ahora el empresario mexicano desplaza como primer accionista a Esther Koplowitz –la mujer más rica de España.
Slim, considerado el hombre más rico del mundo según la revista Forbes, mantiene una estrategia de ampliar sus negocios y posesiones en España, un país sumido en una crisis profunda y en el que, gracias a esta situación de recesión crónica, hay numerosas empresas al borde de la quiebra o con graves problemas de liquidez con lo que sus acciones se han abaratado considerablemente.
De hecho, el fundador y presidente del Grupo Carso en años recientes ha aumentado su presencia en el sector financiero español mediante su participación en la Caixabank, donde además de elevar sus acciones compró recientemente 439 inmuebles por un valor de 430 millones de euros. Así como su vinculación con la empresa de la energía Gas Natural, donde es accionista destacado con su participación de algo más de 1.5 por ciento del Grupo Prisa, también un emporio en crisis y con el precio de sus acciones bajo mínimos.
Con la operación en FCC, Carlos Slim entra de lleno en el sector de la construcción, las concesiones públicas y las grandes obras de infraestructura, al comprar los títulos de una de las empresas líderes en el sector en España y situada entre las 10 más rentables de Europa. Además de que FCC tiene presencia en más de 50 países de todo el mundo, incluido México, Estados Unidos y prácticamente toda Europa y parte de Asia.
La operación de compraventa del paquete accionario se negoció en los pasados tres días entre los emisarios del Grupo Carso y los representantes de la hasta ahora socia de referencia de FCC, Esther Koplowitz, quien afrontaba una situación al límite que podría haber supuesto su defenestración de la empresa tras la presión de los bancos acreedores –Banco Bilbao Vizcaya Argentaria y Bankia– que exigían una ampliación de capital de mil millones de euros para garantizar la viabilidad de la empresa.
El precio para la la empresaria española es que dejará de ser referencia y además tuvo que vender la mitad de sus acciones a un precio con descuento aproximado de 25 por ciento, precisamente por la situación límite que tenía con los bancos acreedores y de la que se aprovecharon los negociadores de Slim para abaratar la operación y obtener el máximo beneficio posible para sus intereses. Es decir, el precio de suscripción de la ampliación de capital, de 7.5 euros por título, no incorpora el valor de compra de los derechos de suscripción preferente por parte de Slim, unos 4 euros por título. Esto significa que el empresario mexicano ha valorado los títulos de la compañía en unos 11.5 euros por acción, lo que supone un descuento de más de 25 por ciento sobre la cotización del miércoles (15.3 euros).
Slim se suma así a una internacionalización de los accionistas de FCC, una vez que hace sólo dos semanas el magnate estadunidense George Soros compró acciones de la empresa El dinero procedente de la ampliación se repartirá del siguiente modo: 765 millones se destinarán a amortizar el tramo B de la financiación de FCC, con una quita de 15 por ciento; 100 millones se transferirán a la filial Waste Recycling Group/Azincourt; otros 100 millones para Cementos Portland Valderribas con el objetivo de repagar deuda; y 35 millones para cubrir los gastos de la propia ampliación.
Con esta operación, Slim y el Grupo Carso ya tienen influencia directa en España en el sector de la construcción, así como en el sector financiero, el editorial y mediático, y en el de la energía.