El gobierno debe encabezar la reconstrucción social, señalan
El país está en crisis, la violencia domina, alertan obispos de Veracruz
Lunes 1º de diciembre de 2014, p. 10
Los obispos del estado de Veracruz, a los que se unió el auxiliar de Yucatán, difundieron ayer en sus homilías una misiva en la que reconocen que México está en crisis, además, reflexionaron sobre la injusticia, la corrupción y la violencia que impera en el país.
En su discurso, los sacerdotes católicos lamentaron la grave crisis que padece México, donde la violencia domina y por la cual muchísimos mexicanos nos hemos manifestado de distintas maneras para demandar justicia y paz
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Llamaron a la sociedad mexicana a que coopere y se eduque en valores; ayudar a las víctimas de la violencia; a participar en todos los procesos que busquen la justicia y la paz, y sobre todo, piden a los ciudadanos ser constructores
de un diálogo nacional y buscar trabajar para restaurar el tejido social de nuestro país.
En la misiva agregaron que en comunión con todos los obispos de México, compartimos con ustedes las tristezas y angustias de este hoy, con la esperanza de un mañana distinto. Nuestro país está en crisis. Eso nos duele y nos afecta a todos. La inequidad, la injusticia, la corrupción, la impunidad, las complicidades y la indiferencia nos han sumido en la violencia, el temor y la desesperación
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Por separado, el arzobispo de Acapulco, Guerrero, Carlos Garfias Merlos, expresó que la autoridad civil debe encabezar los esfuerzos de reconstrucción del tejido social, en corresponsabilidad con la sociedad.
Dijo que en la localidad existe una realidad cruel y dolorosa de tanto sufrimiento esparcido por todas partes como resultado de acciones violentas y como estas expresiones de violencia continúan siendo un desafío, es imperante que la autoridad civil se ponga a la cabeza
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Insistió en que es necesario que como sociedad todos abonemos y propongamos iniciativas de paz
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Subrayó que desde hace dos años iniciaron un proyecto de acompañamiento a familias de desaparecidos, asesinados, desplazados, secuestrados, que demandaron atención y cercanía de la Iglesia, que es una tarea delicada que requiere profesionalismo, pero lo más importante es dar prioridad a la prevención desde la familia, escuela, Iglesia, trabajo y en los demás ambientes cotidianos
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