Sábado 6 de diciembre de 2014, p. a14
Cierto, la música de Radio-head nació de los Pixies, los Smiths, los Talking Heads, eso es una obviedad.
Hay algo aún más exquisito en esa música: vive de Igor Stravinsky, Alban Berg, Olivier Messiaen y Steve Reich.
Basta escuchar, por ejemplo, el track octavo del disco Kid A: Idioteque, para encontrar la clarísima influencia de Steve Reich en Radiohead, en este caso en el tejido armónico y la textura de acordes, el contrapunto, con un efecto zoom y nubes de sonido en pulsiones rítmicas repetitivas.
Lo que hace tan fascinante, irresistible, mágica la música de Radiohead es esa rara mezcla de influencias exquisitas, dignas de jóvenes sedientos de conocimiento.
En la quinteta inglesa Radiohead hay una dupla creativa que repite el modelo Lennon-McCartney, Waters-Gilmour, Bono-The Edge, Mick Jagger-Keith Richards, y et al: Tom Yorke y Jonny Greenwood tienen las manos que mecen la cuna.
Yorke es el alucinado inspiracional. Traza esbozos en su mente, que pone enseguida en manos de Jonny, graduado en composición musical, autor él mismo de partituras orquestales y exquisito ejecutante de viola, para que el todo se complete.
Jonny Greenwood pertenece a ese club cuasi clandestino de quienes enloquecimos de placer con la Sinfonía Turangalila, de Olivier Messiaen, ese autor sinestésico, que escribió sonidos de colores. Fue de ahí donde Jonny tomó el dispositivo para emitir las Ondas Martenot. Fue de ahí que lamentó no haber conocido en persona a Messiaen.
Pero hete ahí que sí conoció a otro de sus ídolos: Steve Reich, uno de los compositores vivos más importantes en la actualidad (aquí va el link de la entrevista que concedió recientemente a La Jornada: http://goo.gl/lhwIa5) y de esa amistad nació el disco que hoy nos ocupa: steve reich radio rewrite (Nonesuch Records).
Tres obras de Reich esplenden en este nuevo álbum: electric counterpoint, interpretada por Jonny Greenwood; piano counterpoint, por Vicky Chow y radio rewrite, por la orquesta alarm will sound, dirigida por Alan Pierson.
La primera de ellas está ligada a otro gran guitarrista de otro territorio, el jazz: Pat Metheny, quien así explicó a La Jornada su colaboración con Steve Reich: http://goo.gl/lhwIa5.
Inevitable entonces comparar la versión original de esta obra, en manos de Metheny, con la nueva versión, a cargo del guitarrista de Radiohead. La primera es sólida, metálica y esdrújula, mientras la segunda es ligera, transparente, encantadora.
La siguiente obra también es fascinante: piano counterpoint. Aquí les pongo el link para que disfruten la interpretación en vivo a cargo de la pianista canadiense Vicky Chow: http://goo.gl/8Z4p2X.
Estas dos obras están hermanadas por el contrapunto, esa herramienta mágica que viene de Bach y en la mente de Reich cobra dimensiones nuevas.
La obra que da título al disco: radio rewrite, echa mano de los recursos técnicos de Radiohead, que tomó de Reich: el tejido armónico, la sucesión de acordes, las notas pivote, los pedales repetitivos, que el propio Tom York ha reconocido públicamente como influencias de Steve Reich.
El juego de las influencias mutuas permea esta obra camerística para vibráfonos, cuerdas, alientos, en un juego de espejos donde escuchamos a Radiohead pero al mismo tiempo escuchamos a Reich, quien tomó las estructuras armónicas de dos canciones de Radiohead: Jigsaw falling into place, del álbum In Rainbows, de 2007, y Everything in its right place, de Kid A, de 2000.
En su nuevo libro, Alex Ross dedica un capítulo entero a la música de Radiohead mediante un procedimiento ejemplar: aplica el mismo aparato conceptual que utiliza para analizar la música de, por ejemplo, Anton Bruckner. Y pone la rola Airbag como ejemplo del astuto equilibrio entre música culta y pop que practica la banda
, para definir la de Radiohead como un nuevo tipo de música clásica para las masas
.
El nuevo disco de Steve Reich, con la participación del compositor y guitarrista de Radiohead resulta entonces un documento definitivo en la evolución del lenguaje musical, tanto del rock como de la música clásica, un motivo de fiesta y una materia exquisita para la puritita gozadera.
Albricias.