La venta de acciones fue fraudulenta, determinó corte de Moscú
Jueves 11 de diciembre de 2014, p. 30
Moscú.
La petrolera Bashneft, la sexta compañía de Rusia en extracción de crudo y la quinta en refinación, ya es nuevamente del Estado por decisión judicial, mientras su antiguo propietario, el magnate Vladimir Yevtushenkov, continúa bajo arresto domiciliario acusado de presunto lavado de dinero.
En un tiempo récord, poco más de dos meses desde que se inició la reclamación y se privó de la libertad al accionista mayoritario del consorcio AFK Sistema que había adquirido Bashneft en 2009, la juez Olga Aleksandrova, de la Corte de Arbitraje de Moscú, satisfizo la solicitud de la fiscalía de considerar operación fraudulenta la venta de las acciones a Yevtushenkov.
El ahora prófugo Rasul Rajimov, hijo del entonces presidente de la república rusa de Bashkiria, Murtaza Rajimov, que había privatizado la petrolera y sus filiales petroquímicas, cedió Bashneft al magnate moscovita 500 millones de dólares por debajo de su precio real, según la fiscalía rusa.
RosImushestvo, acrónimo de la Agencia Federal para la Administración de la Propiedad Pública, confirmó que el Estado vuelve a tener 71.6 por ciento de las acciones de Bashneft, que dispone de 170 yacimientos petrolíferos –entre ellos, el de Trebs y Titov con cerca de 200 millones de toneladas potenciales de crudo pesado– y de una extensa red de 764 gasolineras en 23 regiones de Rusia.
No es claro a qué se debió la caída en desgracia de Yevtushenkov, que formaba parte de la élite empresarial de este país. Dos son las eventuales causas que se mencionan como detonante más probable, aunque bien podría ser una combinación de ambas.
Por un lado, se comenta que la mayor petrolera pública, Rosneft, con dificultades por las sanciones de Occidente en materia de créditos y tecnologías para extraer crudo del Ártico, le hizo una oferta por Bashneft y el magnate rechazó vender. Ahora, sin gastar un rublo, Rosneft recibirá los activos que quería comprar.
Y por el otro, Yevtushenkov –a quien se atribuyen grandes negocios en Ucrania, durante la presidencia de Viktor Yanukovich– se involucró demasiado en el financiamiento de los separatistas en el este del vecino país, sin supeditarse al Kremlin. Su caso, opinan politólogos rusos, podría servir de escarmiento a otros magnates en el sentido de que no se tolerará que nadie, por más dinero que tenga, actúe por su cuenta.
En todo caso, humillado por enfrentarse al Kremlin, falta por ver qué destino espera a Yevtushenkov, sin excluir que reciba una condena hasta de siete años de prisión como cómplice de Rajimov hijo.