El Fondo de Cultura Económica (FCE) dio por concluidos ayer los actos programados para conmemorar en 2014 el centenario de Octavio Paz al presentar Arenas movedizas, libro que reúne los 10 cuentos breves que el poeta y ensayista escribió en 1949, publicados por vez primera en 1951 dentro del libro Águila o Sol.

Esta es la primera ocasión que se publican de manera independiente y en versión ilustrada, expresó José Carreño Carlón, titular del FCE, ante el público de la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes. El artista encargado de esta tarea es Gabriel Pacheco.

Después de hacer un recuento de los volúmenes de la autoría, o referentes al Premio Nobel de Literatura 1990 editados y reditados por el FCE este año, Carreño Carlón anotó que Arenas movedizas es una obra pensada para el público juvenil, de allí su inclusión en la colección Clásicos de obras para niños y jóvenes.

Para el escritor Alberto Ruy Sánchez, autor de Una introducción a Octavio Paz (colección Brevarios), los textos en cuestión son “la historia de un joven escritor mexicano –tenía 35 años en ese momento– que se inventa a sí mismo. Un joven que empieza a ser maduro y está haciendo un esfuerzo inmenso por convertirse en lo mejor que puede ser”.

Continuó: “Este libro, como todas las cosas de Paz, está lleno de paradojas. Si decimos que la poesía es lo más difícil de leer, la prosa que es poesía es todavía menos popular. A Paz le tocó crear este libro justo en medio de uno anterior, que fue fundamental para él, Libertad bajo palabra, porque equivale a decir: ‘esto soy yo como poeta’”.

Ruy Sánchez explicó que Paz nunca consideró la decena de textos como cuentos: Quiso que se leyeran como poemas. Agregó que La ola azul es el más ilustrado, conozco 10 ediciones por lo menos. El primero correspondió a Rufino Tamayo.

El coeditor de Artes de México relató que al vivir en Europa a Paz le tocó relacionarse con la última de las vanguardias, que ya estaba en su época de declive: el surrealismo. A pregunta expresa de Ruy Sánchez, en una ocasión Paz le dijo que del surrealismo aprendió que le faltaba “cerrar los ojos, echar un clavado dentro de mí y luego abrirlos para ver qué veía. Lo que vio son los cuentos de Arenas movedizas”.

Son textos inquietantes, que exploran los múltiples yoes que es cada persona y descubrir lo que esto significa. Si la poesía sigue existiendo es por ser el único bisturí que nos permite entrar en dimensiones humanas donde no lo puede hacer ni el discurso sicoanalítico, económico o sociológico. Estos poemas entran en dimensiones humanas increíbles, acotó Ruy Sánchez.

La primera reacción del ilustrador Gabriel Pacheco al leer los textos fue de miedo y angustia. Son demoledores. Nunca había leído textos tan profundos, parece que nos explican la vida. Intenté asirme de lo que podía que eran los pocos entendidos y el gran intercambio de preguntas con Socorro (Venegas, coordinadora de literatura infantil y juvenil del FCE).

Respecto de su homenaje de un lector a Paz, Pacheco dijo tener tres palabras para definir el resultado: incierto, ambiguo e improbable. Aprendo a leer en cada libro que ilustro y éste ha sido una cátedra, aseguró.

El primer actor Carlos Bracho leyó cuatro de los textos incluidos en el volumen.