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DF y UNAM, sueño americano de nicaragüense
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Norma Luz Flores López, economista nicaragüense, y su madre, del mismo nombre, en un albergue para migrantes en Ciudad Ixtepec, Oaxaca. En entrevista, afirma que México es un país de oportunidades y que su ilusión es estudiar un posgrado en la UNAMFoto Diana Manzo
Corresponsal
Periódico La Jornada
Lunes 15 de diciembre de 2014, p. 38

Ixtepec, Oax.

La nicaragüense Norma Luz Flores López llegó a la Casa del Migrante. Su sueño americano no es Estados Unidos, sino la ciudad de México, donde piensa estudiar alguna maestría o especialidad en economía en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

La primera vez que vino, recuerda, la secuestraron dos días en Triunfo, Tabasco. Llegó con su mamá y vivieron más de 10 días de abusos, engaños, extorsión y robos. Perdieron los pocos pesos que traían.

Aunque para algunos podrá resultar extraño, mi meta es quedarme en México. Aquí es un país de oportunidades. Yo estudié economía agrícola en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua. Ahí los maestros nos hablaban de lo grande que es la UNAM. Me ilusionaron y por eso estoy aquí, en Ixtepec, para que me apoyen y me brinden una oportunidad de seguir estudiando, para poder trabajar y ayudar a mi familia.

Todo comenzó cuando convencí a mi madre, quien también se llama Norma, de apoyarme en esta ilusión. Ella tuvo que hipotecar su casa. En total le dieron como 20 mil pesos. Entonces decidimos emprender el viaje.

Para llegar a Ixtepec, dijo, ambas pasaron hambre y abusos. Me decían que atravesar Chiapas no era fácil, pero jamás me imagine que fuera muy peligroso.

Con la voz quebrantada, Norma contó que al llegar a Ciudad Hidalgo, Chiapas, tres hombres vestidos con uniformes de la Agencia Federal de Investigación les arrebataron bolsos y maletas.

La mamá de Norma completa la historia: Comenzamos a llorar y a desesperarnos. Por fortuna nos quedaron nuestras credenciales y algunos pesos. Posteriormente abordamos un taxi y (autobuses) urbanos, que nos cobraron de 200 a 500 pesos por persona. Realmente abusaron de nosotras.

Con lágrimas, Norma Luz señala: “Soy de Nicaragua, pero mi mamá es de Guatemala. Es una larga historia, pero quiero compartirla como experiencia para todos los migrantes y ciudadanos de México, quienes muchas veces nos juzgan y se aprovechan de nosotros.

En este albergue hemos encontrado gente muy valiosa: la abogada Gladys, el padre Alejando Solalinde, que nos ha brindado protección y ánimos. Sólo pido a las autoridades que nos den la oportunidad de seguir aprendiendo, que no nos trunquen, que no sean como el gobierno de mi país, concluyó.