Papeles de Ítaca..., libro de Luis Bernardo Pérez
Jueves 18 de diciembre de 2014, p. 8
El escritor Luis Bernardo Pérez (DF, 1962) suele convertir situaciones cotidianas en literatura. La anécdota de un viaje a París, un recuerdo de la infancia y hasta un trabajo de botarga son algunos de los temas de los minicuentos reunidos en su libro Papeles de Ítaca y otros destinos.
En los relatos del ganador del Premio Juan José Arreola de Cuento 2013 los protagonistas han olvidado algo esencial de su vida, del amor, de las lecturas, de sus sueños.
“Casi siempre parto de situaciones cotidianas normales. Cosas de todos los días. No soy ese tipo de cuentista que de entrada ofrece al lector un mundo extraño o fantasioso, no tengo nada contra ese tipo de literatura, pero prefiero más la que parte de lo familiar, de lo que todos conocemos.
Me gusta guiar al lector hasta un descubrimiento, a algo sobrenatural, desconcertante, raro o nuevo, pero siempre desde la cotidianidad
, dice el también editor y periodista.
En las instalaciones de la editorial Océano, sello que publica Papeles de Ítaca y otros destinos, donde se desarrolla la charla, el autor asegura ser un narrador muy intuitivo
, que escribe conforme van saliendo las historias, después empieza a inventar una justificación para sus textos.
El tema del encuentro con el otro en un principio tiene que ver con la cuestión estratégica. En la narración generalmente necesita suceder algo y la manera más simple en la que nos ocurren cosas es en el encuentro con los otros y el conflicto surge cuando tienen otra visión del mundo.
El germen de la microficción
Luis Bernardo Pérez, autor de los libros Retablo de quimeras (2001), Cuentos para los días de lluvia (2003), Café Brindisi (2004) y El gato de humo (2009), señala: Los cuentos en buena medida reflejan lo bueno, lo malo, las obsesiones, las preferencias y las fobias. Siempre están en lo que escribimos, incluso textos aparentemente hechos por compromiso y sin nada que ver con nosotros, si le rascamos ahí estamos casi todos
.
El libro reúne 28 relatos breves. Algunos forman parte de la versión original de Papeles de Ítaca, obra con la cual el Centro Universitario del Sur, de la Universidad de Guadalajara, le otorgó el premio del Concurso Nacional de Cuento Juan José Arreola el año pasado; y otros los guardaba en un cajón.
“Tenía varios cuentos y aproveché para ponerlos todos en un solo volumen. Había escrito relatos de viajes, sea geográfica o internamente. Viajo muy poco, prácticamente no salgo de vacaciones. Conozco la provincia mexicana muy poco, casi siempre he ido obligado por las circunstancias o porque mi familia quiere conocer algún lugar, pero si por mí fuera estaría en un solo lugar y es raro que me interese hablar de viajes.
“En el libro, los viajes de los que hablo casi siempre son imaginarios, son fantasía. El título Papeles de Ítaca alude al cuento que define no solamente mi literatura, sino la forma en como veo al mundo, y es este personaje que un día se va de su pueblo, sale queriendo vivir aventuras imitando al Ulises homérico; está fuera muchos años y no le ocurre gran cosa, no se encuentra con sirenas ni con un cíclope ni tiene batallas en ningún lado.
“Varios años después regresa a su pueblo y su esposa, su Penélope, le pregunta: ¿qué le pasó?, ¿con quién se encontró? También sus amigos en el café quieren que les platique, pero él, como no le ocurrió gran cosa, empieza a inventar aventuras y cada vez que las repite las mejora, va arreglando situaciones o las narra mejor.
Por el temor de que todo eso se le vaya a olvidar entra en contradicción y las escribe como cuentos. Eso es como una metáfora del escritor que ante una realidad insípida, poco atractiva y literaria se ve obligado a contar algo que no está en la realidad inmediata, pero que con la fantasía y el deseo de juntar destinos los escribe uno. La escritura es una manera de viajar sin moverse de su asiento.
Luis Bernardo Pérez busca atrapar al lector desde las primeras líneas, engancharlo en su mundo literario, pues ese el es reto de cualquier cuentista.
Frente a la lectura de otros cuentistas, el autor intenta que el lector sea suyo durante los minutos que dura la lectura de uno de sus microrrelatos: Que en ese momento lo atrape para llevarlo hasta el final y para eso se requiere oficio, que el tema sea interesante. Se necesita un tono adecuado, un lenguaje adaptado a la historia que deseamos contar, sobre todo, que sea divertida, intrigante, emocionante. Si logro eso, lo demás ya es ganancia
.
En la entrevista, Pérez recuerda que comenzó a escribir microrrelatos, porque pensaba que era más fácil por tratarse sólo de unas cuantas líneas.
Sin embargo, descubrió que era lo más difícil, porque ahí no puede sobrar ni una sola palabra, no debe haber exceso de adjetivos y tiene que irse al grano desde las primeras líneas; entonces, creo que fue una buena escuela de narrativa empezar con microrrelatos. Todo lo que actualmente hago con textos más largos nació del germen de la microficción
.