Sociedad y Justicia
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Además de ser mal pagadas son afectadas en su honorabilidad

Las indígenas migrantes, uno de los sectores más segregados y explotados en el DF: experta
 
Periódico La Jornada
Miércoles 31 de diciembre de 2014, p. 33

Las jóvenes indígenas que migran a la ciudad de México se enfrentan a dificultades y discriminación por su situación étnica, de género y de clase.

Una investigación de Jael López Guerrero, del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la Universidad Nacional Autónoma de México, muestra que este sector enfrenta explotación, discriminación, bajos salarios y nulas prestaciones, además de que, al ser mujeres migrantes y salir del núcleo familiar, su honorabilidad está en duda y por lo mismo no son tomadas en cuenta por los hombres de sus comunidades como futuras esposas.

La investigadora realizó un estudio en el que entrevistó a migrantes nahuas y mazahuas (y también a empleadoras), y encontró que a diferencia de décadas pasadas, el sustento que ellas envían a sus hogares es casi el único; cuentan con más preparación escolar (secundaria o bachillerato), llegan al Distrito Federal con entre 12 y 19 años, y en ocasiones son explotadas por sus empleadores, en particular las de planta, que están disponibles las 24 horas, por salarios de 2 mil 500 pesos a la semana, y esto en caso de ser cocineras.

Son mujeres indígenas del centro, sur y sureste del país; sus familias enfrentan muchas limitaciones económicas y sociales, pues han perdido tierras y recursos, además en muchos casos alguno o los dos padres están enfermos de diabetes, hipertensión y otros padecimientos.

Trabajo doméstico, el estigma

Aun cuando se trata de la capital del país, donde se han logrado avances importantes en materia de igualdad en diversos sectores, las migrantes siguen siendo uno de los sectores discriminados, pues se les considera idóneas para el trabajo doméstico, sin que se les brinden más opciones laborales.

Algunas reportaron haber tenido oportunidades como empleadas de mostrador, pero con un salario aún más bajo. Como trabajadoras domésticas en ocasiones pueden negociar un poco más, aunque enfrentan mucha explotación.

Otro elemento hallado por la investigadora universitaria está relacionado con las relaciones de pareja y el pensamiento que aún se mantiene en ciertas comunidades del país en torno de la sexualidad femenina

“La independencia que tienen al salir de sus lugares de origen las afecta en su honorabilidad, pues al ya no vivir en familia ya no hay certeza de que sean vírgenes; además, comienzan a vestirse diferente y a ganar dinero, razones por las que muchos hombres de sus comunidades ya no las toman en cuenta para un posible matrimonio.

“Ellas aún mantienen como referente del proyecto de vida encontrar un ‘buen’ marido, por eso suelen ser muy cuidadosas y generan todo un ritual para tras varias insistencias aceptar salir con algún muchacho.”

Por lo anterior, la académica universitaria subrayó que es necesario que las autoridades de todos los niveles de gobierno implementen acciones y políticas en las que se atiendan los problemas y necesidades que tiene este sector, uno de los más invisibles en la sociedad y a quienes, en la mayoría de los casos, se les vulneran sus derechos.