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El antropólogo Néstor García Canclini recibió el Premio Nacional de Ciencias y Artes 2014

México no perdía a sus egresados en EU o Europa; ahora no les ofrece oportunidades

Los gobiernos no prestan atención, por eso se intensifican los conflictos y la violencia, sostiene

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Néstor García Canclini escribió Arte popular y sociedad en América Latina en 1977; recientemente publicó El mundo entero como lugar extrañoFoto María Luisa Severiano
 
Periódico La Jornada
Domingo 4 de enero de 2015, p. 4

El filósofo y antropólogo Néstor García Canclini (La Plata, 1938) recuerda que el México actual no se parece al país que llegó en 1976, cuando en los periódicos aparecían todas las semanas concursos para ocupar plazas que se abrían en la academia. Así era en la universidad y en otros campos. El país crecía, había una expectativa de mejoramiento muy extendida en lo social.

Desde hace casi cuatro décadas, García Canclini es observador de la realidad social y ha escrito sobre la culturalidad, labor por la que fue reconocido con el Premio Nacional de Ciencias y Artes 2014, en el campo de Historia, Ciencias Sociales y Filosofía, junto con el historiador Enrique Semo.

Una paradoja se hace presente en la actualidad: las nuevas generaciones tienen mayor nivel de educación y mayor acceso a la tecnología que sus padres. Sin embargo, duplican el desempleo de las generaciones adultas, comenta el investigador y catedrático de la Universidad Autonomía Metropolitana (UAM), plantel Iztapalapa.

Los gobiernos no han prestado atención a esta contradicción, salvo casos excepcionales, y por eso vemos intensificarse los conflictos, la violencia, la búsqueda de salidas informales e ilegales, apunta.

Una conversación en la estancia de su casa, en una tarde silenciosa, con la mirada en el jardín interior habitado por un gran árbol que se observa a través del ventanal. En el salón hay figurillas de barro y papalotes de Francisco Toledo, objetos de arte popular, uno de los temas que se ha dedicado a estudiar, como en su primer libro, publicado en 1977, Arte popular y sociedad en América Latina.

Migración de posgraduados

La transculturación, la migración, la globalización, la cultura urbana y las formas de leer, han sido algunos de los temas de sus numerosas investigaciones.

México en general no ha sido un país expulsor de universitarios. Al contrario, era receptor de otros países. Y ahora, desde hace más de una década, está perdiendo jóvenes en cuya formación invirtió mucho, comenta sobre un fenómeno que ha observado, por ejemplo, con sus alumnos de posgrado en antropología en la UAM. Lamentablemente, un país como México, que no tenía tendencia a perder a sus egresados de doctorado en Estados Unidos o Europa, ahora no ofrece posibilidades de reingreso al trabajo en este país después de que terminan sus estudios, y vemos mucho que los vamos perdiendo.

El estudioso social alerta que hemos cedido como países el control de nuestras economías en un neoliberalismo voraz, depredador, que no trabaja por el bienestar de las mayorías, sino por el lucro de minorías muy concentradas.

Si miramos desde la perspectiva de los partidos políticos, de las formas institucionalizadas y la actividad empresarial, efectivamente hay empeoramiento, y no se ve por dónde podría haber una recuperación. Porque aún los partidos de oposición están involucrados, como hemos visto claramente en los años recientes en México, en acciones criminales. Cuando esto se debe hilar con los hechos recientes, no hay capacidad de recapacitar y sancionar a los responsables dentro de los propios movimientos sociales.

Sin embargo, agrega, tenemos un movimiento extraordinario de la sociedad, que por ahora es más de duelo, pero esperemos que crezca hacia otras alternativas.

El galardón que se otorga anualmente es un reconocimiento a los mexicanos más sobresalientes por su obras en las letras, bellas artes, historia, las ciencias sociales y exactas, en la tecnología e innovación.

García Canclini lo recibió un día después de su cumpleaños 76, el pasado 2 de diciembre. Cuestión de azar, considera.

Aunque declara que recibir el premio más destacado del país sin duda significa mucho, después de vivir varias décadas en México, donde he trabajado sobre distintos aspectos y he publicado gran parte de mis libros. También por haber trabajado con equipos de investigación mexicanos, la mayor parte.

Arraigo y compromiso

García Canclini afirma que lleva dos años más en México que los que vivió en Argentina. Tras estudiar letras en su país de nacimiento y doctorarse en la Universidad Nacional de La Plata, además de hacer un doctorado en la Universidad de París, fue aquí donde eligió quedarse. La decisión no fue difícil, explica, aunque nunca había estado aquí, sabía que era muy positiva la posibilidad de trabajar y desarrollar una vida cultural social rica. La decisión difícil fue si partir o no en 1983, cuando regresó la democracia a Argentina y la mitad de la comunidad que radicaba aquí volvió al país de origen. García Canclini decidió quedarse. Además de las raíces afectivas, como sus hijos, algo muy importante era haber hecho trabajo de campo en México. A mí me arraigó eso, me dio un compromiso con los procesos sociales y culturales, por eso me atreví a quedarme.

Así, forma parte de estos fenómenos que ha estudiado, sobre la globalización, la migración y estas culturas híbridas que se van formando. Su libro más reciente, El mundo entero como lugar extraño, narra estas nuevas formas de extranjerías en las que a veces se es ajeno, aun viviendo en el mismo lugar de nacimiento.

En el volumen, editado por Gedisa, desde una voz más personal, el investigador narra sus observaciones en congresos, en forma de artículos cortos o entrevistas. “Sentí la necesidad de contar de otra manera lo que había estudiado y pensado, el trabajo como antropólogo. Siempre me interesó mucho la literatura y soy sensible a algo que ya es un lugar común de las ciencias sociales: que los hechos que estudiamos los construimos y a veces hay parte de ficción. No en el sentido de que inventemos lo que estudiamos, sino que lo vamos seleccionando, imaginando, como todo habitante de un país que tiene una visión empírica adquirida en las experiencias, los tropiezos, los aprendizajes, a veces basados en información más o menos objetiva.

Hacer ciencias sociales es un esfuerzo incesante por lograr una inmersión para conocer y a la vez despegarse, tratar de adquirir un mínimo de objetividad, de despojarnos de prejuicios, de los preconceptos subjetivos para ver de otra manera, no quedar atrapado en la red de saberes congelados o establecidos.