Ibeth Roca Zamora tardó casi un par de años para que la reconocieran como una sólida campeona mundial y que puede ser una buena inversión en el negocio del boxeo femenil. La peleadora de origen otomí recordó que antes de vencer a la retadora Jessica Kika Chávez, el 22 de noviembre de 2014, sentía que su condición de monarca minimosca del Consejo Mundial de Boxeo estaba desperdiciada.

Recuerda que tuvo poca actividad este año y su imagen mantuvo un perfil muy bajo. Aún cuando desde marzo de 2013, que ganó en Tokio el cinto a la japonesa Naoko Shibata, tuvo peleas ante rivales respetadas, como la estadunidense Ava Knigth.

“Tuve que ganarle a la Kika para que se dieran cuenta de que soy una campeona verdadera y una buena inversión. Antes de eso yo veía que mi empresa tenía a Chávez como consentida, pero después de nuestra pelea se dieron cuenta de lo que soy”, señala.

La otra cosa que la afectó fue la falta de publicidad para que su nombre sea más conocido: No ha tenido difusión, debo reconocerlo. Me ha faltado mercadotecnia para tener mayor proyección, porque eso beneficia mi carrera para conseguir mejores rivales y para ganar bolsas más importantes.

La victoria ante la Kika representó un crecimiento sensible de sus ingresos: Gané más de lo que esperaba, debo admitirlo.

Ahora pretende subir de categoría y pelear por el cetro mosca que recién conquistó la regiomontana Arely Muciño. Está convencida que puede generarse una rivalidad interesante para atraer a la afición y planean realizar la pelea en marzo de este año.