Con apenas 4 mdd, Richard Linklater la filmó durante 12 años
Martes 13 de enero de 2015, p. 7
Los Ángeles.
La ganadora del Globo de Oro a la mejor película dramática Boyhood, un ambicioso proyecto de Richard Linklater, rodado a lo largo de 12 años, que cosechó en la taquilla estadunidense 24.3 millones de dólares, en comparación con los Los juegos del hambre: sinsajo se llevó más del doble sólo en el día de su estreno.
Sin embargo, este drama que muestra en tiempo real los cambios a los que se ve sometida una familia con el paso de los años fue la gran triunfadora de la noche del domingo, demostrando que pese a su presupuesto de apenas 4 millones de dólares, el cine poco convencional también puede llegar al reconocimiento más alto, aunque no haya contado necesariamente con el favor del gran público.
En la mayoría de películas, lo controlas todo
, contó después un radiante Linklater (Before Sunrise) a los medios. Pero en esta no podíamos. No podíamos controlar el futuro
. Lo cambios que se sucedieron en los rostros y cuerpos de los protagonistas –Ethan Hawke, Patricia Arquette, Lorelei Linklater y Ellar Coltrane– se sumaban a la evolución del contexto sociocultural a lo largo de más de una década, convirtiéndose en una parte esencial de la historia.
Línea temporal
Desde la aparición de las primeras GameBoys a la guerra de Irak, la candidatura de Barack Obama a la presidencia o la irrupción del iPhone, Boyhood avanza al ritmo de los acontecimientos de los años recientes. Así, la línea temporal del filme permitía que los personajes cambiaran de la manera en que todos lo hacemos: inevitable, lenta y misteriosamente
, añadió el cineasta, que también llevó el Globo de Oro al mejor director.
Boyhood, que hace casi un año había entregado a Linklater el Oso de Plata en la Berlinale, cosechaba además otro Globo para Arquette como mejor actriz de reparto. Pero su triunfo en la categoría reina no fue la única sorpresa de la noche: poco antes, el Globo de Oro a la mejor comedia o musical había ido a parar a otra de las cintas galardonadas en el certamen alemán: El gran hotel Budapest, de Wes Anderson.
Su imponente nómina de intérpretes, encabezada por Ralph Fiennes y con Willem Dafoe, Jude Law, Bill Murray, Tilda Swinton o Adrien Brody entre otros, se suma al particular universo visual de Anderson ofreciendo todo un banquete al espectador. Y de nuevo frente a Hollywood
, Anderson explota en esta historia la nostalgia de la vieja Europa que emana de las novelas de Stefan Zweig, en las que el director de Moonrise Kingdom dijo haberse inspirado.
Las grandes favoritas se fueron en cambio con las manos vacías. Birdman, del mexicano Alejandro González Iñárritu, que lideraba las apuestas con siete candidaturas, sólo levantó los Globos al mejor guión y actor de comedia para su protagonista, un Michael Keaton en estado de gracia. No obstante, el premio al mejor actor dramático –y con ello el que más opciones acumula a priori para los Óscar– fue para el británico Eddie Redmayne por su brillante interpretación del físico Stephen Hawking en La teoría del todo.
Ente las actrices, los galardones fueron para Julianne Moore, que interpreta a una sicóloga diagnosticada con Alzheimer en Still Alice, y Amy Adams, que encarna a la artista estadunidense Margaret Keane en Big Eyes, dirigida por Tim Burton.
¿Ha llegado, pues, el momento definitivo del cine independiente, de las películas pequeñas y con un marcado sello de autor? Lo cierto es que no del todo, pues los grandes triunfadores en taquilla, tanto en América como en Europa, siguen siendo los superhéroes y las inagotables sagas de acción. Puede que Boyhood y Still Alice sean películas que dan que hablar, pero filmes como El Hobbit o Los juegos del hambre son los que el público va a ver.
Con todo, en la gran maquinaria de Hollywood hay un mercado para filmes diferentes, a los que cada vez se toma más en serio. Y todos ellos, en parte también debido a sus bajos costos, suponen un logro financiero.