Un acuerdo de café
A prueba, aspirantes a cargos
ería muy poco exacto decir que fracasó el acuerdo para que los 16 jefes delegacionales en el Distrito Federal dejaran sus cargos en bloque, aunque no está de más explicar que sí existió un pacto en el que el supuesto era guardar la equidad entre los contendientes y hacer de la contienda algo más democrático.
La idea se empezó a fraguar el miércoles de la semana pasada en un restaurante muy cercano a la sede del Senado. Allí estaban algunos delegados y líderes de tribus perredistas. Una mezcolanza extraña que de entrada daba hasta pena: Elizabeth Mateos, de Iztacalco, que busca dejar al frente de la delegación a su pareja sentimental, y el titular de Coyoacán, Mauricio Toledo, bastante repudiado en la demarcación que dice gobernar. Y con ellos Alfredo Hernández, en representación de quién sabe qué, pero allí estaba.
También acudió Víctor Romo, delegado de la Miguel Hidalgo, quien seguramente será diputado; Víctor Hugo Lobo, listo para regresar a la Gustavo A. Madero; Jesús Valencia, de Iztapalapa, y Leticia Quezada, entre otros, todos convocados por el secretario de Gobierno, Héctor Serrano. La reunión era para tratar, nos dicen, asuntos internos del PRD en el DF, pero derivó en la posibilidad de que se diera una renuncia en bloque para evitar que alguno se adelantara en sus afanes por conseguir el lugar político por el que quieren competir.
Salvo la opinión de Víctor Hugo Romo, quien pidió mucha seriedad en el asunto porque debería ser analizado desde la óptica de las leyes, antes de tomar cualquier determinación. Todos los demás estuvieron de acuerdo en esa acción, que arrastraría al priísta de Cuajimalpa, Rubén Ruvalcaba, y al panista de Benito Juárez, Jorge Romero, porque de lo que se trataba era impedir que alguno tomara ventaja en la contienda.
Se suponía, por eso, que todos aceptarían el acuerdo, pero no era tan cierto. El priísta dice que desde el gobierno federal se le hizo una oferta, y que él se irá a trabajar a esa instancia, así que no tiene ninguna intención de dejar el cargo. Además, el PRI no ha emitido la convocatoria para contender por los cargos de elección popular en el DF, por lo que no puede adelantarse. El panista dice que ya tiene seguro un asiento en la Asamblea Legislativa, con cargo a su partido, así que no se separará de la nómina.
Entre los perredistas, Romo y Valencia irán por un lugar plurinominal en la Cámara de Diputados, así que no tendrían por qué sumarse al bloque. Total, aunque las cosas no son como se hubiera esperado, el pacto para correr por líneas de honestidad política deberá traer tranquilidad al elector, aunque si se mira de cerca a quienes pretenden hacerse de una candidatura, de los 95 personajes que se apuntaron para ocupar los 16 lugares que tendrá el PRD para la competencia delegacional, muy pocos podrían pasar las más mínimas pruebas de honestidad.
Total, lo que no cuaja es por qué hubo tanto interés del gobierno central en la renuncia en bloque, que incluso anunció, y la respuesta, quizás, sea que la ley permite que cada uno de los delegados ausentarse del cargo por 90 días, pero si al cumplirse el 91 no reasume, el jefe de Gobierno puede nombrar un sucesor. ¡Ah, caray!, sólo que sea por eso.
De pasadita
Aunque aún no está definido, que el senador Mario Delgado vaya a contender por la delegación Miguel Hidalgo es una posibilidad que rebotaría como carambola en contra del PRI. Y es que si el senador pidiera licencia, en su lugar entraría el suplente, que en este caso es el gelatinoso Xiuh Tenorio, que como se acomoda en cualquier lugar, ahora quiere ser candidato del PRI en Benito Juárez. ¡Guácatelas!