Cuatro décadas han pasado de que la lucha de aficionados no ha dado un título en Juegos Panamericanos, por lo que ahora aumentan las posibilidades de romperse con ese ayuno en Toronto, y podrían hacerlo las mujeres, afirma Artemio Izquierdo, presidente de la federación.

Precursor de la lucha femenil, en la que comenzó hace 15 años, el directivo se muestra optimista frente al desafío que se aproxima en Canadá, donde sólo los primeros lugares obtienen el pase directo a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro y México tiene amplias expectativas de conseguirlo.

El reto es superar el oro que Jorge Frías ganó en 1975. Han sido muchos años de que no se repite, pero confío más en las muchachas, aunque no por eso debo hacer a un lado a los varones, que pueden darnos alguna sorpresa, explica el titular de la lucha de aficionados.

Está convencido de que los resultados se dan, siempre y cuando los deportistas reciban apoyo, que en su disciplina sí hubo con el proyecto que presentó hace más de un año y se reflejó en los Juegos Centroamericanos de Veracruz, donde se lograron cuatro doradas, dos platas y seis bronces, para superar las ediciones anteriores.

No descarta que este año se le otorgue el presupuesto solicitado de 26 millones de pesos para que sus representantes de libre y greco tengan la mejor preparación y acudan a las competencias como lo hicieron en 2014, al llegar a la cita jarocha con 150 combates, de los cuales 60 por ciento fueron ganados por las mujeres.

Hasta el momento, México tiene cinco clasificados para la justa continental (tres féminas y dos hombres), entre los que destaca la doble campeona centroamericana Diana Miranda, la más experimentada del equipo, en la división de los 69 kilogramos.

Entre los varones están Christian Anguiano, Brandon Jahir Ramírez y Juan Ángel Escobar, pero sin temor a equivocarse, Izquierdo considera que serán ellas las que den la alegría al deporte, y no ve lejano que alguna se corone en un Campeonato Mundial de mayores, como el que avecina este año (septiembre, en Las Vegas).

Por eso insiste en que para que el deporte camine se necesita trabajar, inyectar más recursos y los deportistas tengan la atención debida y oportuna con equipos multidisciplinarios.