San Cristóbal de las Casas, Chis.

El Foro de Bellas Artes de esta ciudad resultó insuficiente para albergar a los espectadores del documental Huicholes: los últimos guardianes del peyote, la fila para aguardar el trabajo de Hernán Vilchez serpenteó varias decenas de metros desde la entrada principal del inmueble.

Ya dentro el marakame huichol comenzó la ceremonia con una bendición hacia los cuatro puntos cardinales.

La proyección del documental producido por Paola Stefany, que se proyectó en la sección Pulso del Mundo, presenta el caso emblemático de la defensa de Wirikuta, territorio sagrado de la etnia huichol, ante la amenaza de la explotación minera. Este pueblo originario emprende una cruzada espiritual para proteger la vida y pone en evidencia las contradicciones internas de nuestro mundo materialista. Los 360 asistentes que pudieron entrar a la función aplaudieron con estruendo.

Otro de los trabajos mexicanos que se proyectaron, en la categoría de competencia oficial de ficción, fue Mentiras piadosas, de Dana Rotberg, quien evidentemente emocionada dijo: Lo que tengo que decir está en la pantalla; es un privilegio para mí estar con ustedes en esta noche.

La historia de Mentiras piadosas se sitúa en los inicios del siglo XX, en una pequeña comunidad de Nueva Zelanda. Paraiti, una curandera maorí, es solicitada como último recurso de manera clandestina, incluso para mujeres pakeha (blancas). Rebecca, embarazada con un hijo que no es de su esposo, insiste, mediante Maraea, que Paraiti interrumpa el embarazo. Ella acepta y da lugar a una revelación de secretos, tensión racial e hipocresía.

El trabajo de todos los actores fue excepcional, especialmente de quien realiza el papel de partera, que no es actriz; todos los actores son parte de la comunidad. Quiero reconocer públicamente el trabajo extraordinario del fotográfo Alun Bollinger, expresó Rotberg.

Dentro de las actividades de la penúltima jornada del Festival Internacional de Cine de San Cristóbal de las Casas se presentaron en funciones especiales los documentales franceses que se sumaron de último minuto: C’est dur d’être aimé par des cons (Qué duro es ser amado por idiotas, 2008), de Daniel Leconte, y Caricaturistes: fantassins de la democratie (Caricaturistas: los soldados de la democracia, 2014), de Stephanie Valloatto. Ambos abordan el tema de la libertad de expresión mediante la caricatura y se suman al ciclo Cine para Dialogar.

Cine coyuntural

El primero se sitúa en febrero de 2006, cuando la revista Charlie Hebdo publicó 12 caricaturas danesas protagonizadas por Mahoma. En la portada, el profeta del islam lloraba y exclamaba: ¡Qué duro es ser amado por idiotas! Más allá de la habitual controversia que ha rodeado semana a semana a Charlie Hebdo, el número impulsó una demanda de organizaciones islámicas en contra de la publicación.

Daniel Leconte documenta, paso a paso, el proceso judicial contra el entonces director de la publicación, Philippe Val, así como la multitud de reacciones suscitadas en torno por actores clave, como políticos, medios informativos, periodistas, musulmanes de Francia, del resto del mundo, dibujantes del semanario (incluyendo los recientemente asesinados) y del propio Val, que convierte a este documental en una reflexión sobre el islam, la prensa, los integrismos y el papel de la opinión en la sociedad francesa.

Un trabajo que resulta indispensable para entender los recientes acontecimientos en Francia. Daniel LeConte es un documentalista francés que en 1982 recibió el premio de Derechos Humanos por el filme Refouzniks ou la liberté refusée y, en 1987, los premios Albert Londres, Input y Ondas, por La deuxième vie de Klaus Barbie. Ha sido director de información de la cadena Arte y editor de una colección de ensayos en Editions de la Martinière.

LeConte produjo más de 400 documentales y ha realizado más de 50 propios. Colaboró con Olivier Assayas en la idea y escritura de Carlos, y produjo la aclamada miniserie internacional que recibió el Globo de Oro en 2011.

Los soldados de la democracia

Por su parte, Caricaturistas: los soldados de la democracia, reúne al combo de 12 locos formiables, cómicos, trágicos, llegados de los cuatro puntos cardinales del mundo.

Los caricaturistas defienden la democracia divirtiéndose. Su única arma es un lápiz o un plumón, que ponen en riesgo sus vidas. Se trata de un francés, un tunecino, un ruso, un mexicano, un estadunidense, un burkinés, un chino, un argelino, un marfileño, un venezolano, un israelí y un palestino. Stephanie Valloatto se ha acercado a ellos como quien entrevista a un batallón en guerra, pero también a un elenco de humoristas excepcionales.

Quizás por la premura de la incursión a la programación del festival, en ambas proyecciones hubo escasa asistencia. Además se había anunciado que presentarían estos trabajos los moneros de este diario Antonio Helguera y Rafael Barajas El Fisgón, lo cual no sucedió.

Por la tarde se tenía contemplada la relización del foro Caricatura y democracia, a donde se esperaba la presencia del El Fisgón, porque Helguera canceló.