Ante la situación actual, México requiere de una verdadera democracia participativa, aseguró el obispo Raúl Vera López, quien lamentó que aquellos que ostentan los diferentes órdenes de gobierno hayan caído en un desvío de poder; lo han usurpado.

En entrevista, precisó que los ciudadanos eligieron a los representantes de los poderes de la Unión para que resolvieran las necesidades del pueblo: para darnos justicia, desarrollo, paz y para que construyeran un Estado en que se respeten los derechos humanos.

No obstante, indicó, han usurpado la delegación que el pueblo les dio para administrar al país y lo están haciendo para las mutinacionales, para el capital internacional y para los grandes capitales de México.

Consideró que frente a esta situación, los únicos que pueden rescatar al país son todos los ciudadanos, para lo cual tenemos que unirnos en un trabajo hormiga, creando cuadros por todo México, en el que participen amas de casa, profesionistas, pequeños empresarios, trabajadores informales, estudiantes, indígenas y en general todo el pueblo de México, para que logren darse las leyes que necesitan.

Por un nueva Constitución

En vísperas de que se cumpla el próximo 5 de febrero un aniversario más de la promulgación de la Constitución, Vera López consideró que todos ellos tienen que decir cuál es el tipo de régimen que verdaderamente responda a las necesidades y que esto debe quedar escrito en una nueva Constitución, la cual tendrá que ser elaborada por especialistas y académicos, pero “escuchando al pueblo.

El prelado comentó que debe darse un proceso en el que sea el pueblo mexicano el que adquiera conciencia y recupere la dignidad que tenemos como ciudadanos y que sepan que son los principales sujetos que deben darle a la ley el contenido que verdaderamente responda al pueblo.

Expuso que en la refundación del país, la nueva Carta Magna requiere tener integrados todos los compromisos que a escala internacional ha firmado México, sobre todo en cuanto al respeto a los derechos humanos de los trabajadores y de los indígenas, entre otros.

Insistió en que debido a que la mayoría de los políticos no representan los intereses de los ciudadanos, tiene que haber una elección popular sin los partidos políticos, de un nuevo Congreso, salido realmente del pueblo. Remarcó que no sólo se deben renovar las cámaras legislativas federales, sino también los congresos locales.

El obispo subrayó que todos estos cambios deben darse de manera pacífica.