El premio Nobel japonés lidera un movimiento antinuclear
El autor de Una cuestión personal critica al gobierno de su país por anunciar el endurecimiento del castigo por la revelación de secretos
Sábado 31 de enero de 2015, p. 7
Tokio.
El escritor Kenzaburo Oe encarna lo más parecido posible a la conciencia social de Japón. A sus 80 años, que cumple este sábado, el autor de obras como Salto mortal o La presa no deja de alertar sobre el peligro de que el país caiga en un clima similar al que desembocó en la Segunda Guerra Mundial, por la política nacionalista del gobierno.
Siento que Japón ha llegado a un punto de inflexión
, señaló Oe sobre el anuncio del gobierno conservador hace poco acerca de que endurecerá el castigo por la revelación de secretos. Y en momentos en que las autoridades quieren reformar la Constitución pacifista y una vuelta al uso pleno de la energía nuclear, su voz se vuelve muy importante.
El comité de la Academia Sueca que otorgó a Oe el Nobel de Literatura en 1994 lo distinguió no sólo por su obra literaria, sino también por su papel de crítico social y sus advertencias sobre la incorporación acrítica a Japón de la forma de vida occidental.
Oe, quien se considera la oveja negra
de la literatura japonesa, es comparado con Günter Grass –con quien tuvo un largo intercambio epistolar– por tratar en su obra y en su vida, al igual que el Nobel alemán, las enseñanzas del doloroso pasado bélico de su país, pero también por su papel como el más duro crítico de su patria.
El autor japonés es cofundador de una organización ciudadana que defiende el mantenimiento del artículo 9 de la Constitución, aprobada tras el final de la guerra, que defiende el carácter pacifista del país y que ahora quiere cambiar el gobierno. Es un tema que ocupa a menudo a Oe, considerado durante mucho tiempo un intelectual de izquierda, aislado y enfant terrible de la burguesía.
La bomba nuclear lanzada sobre Hiroshima es otro de los grandes temas de Oe, nacido el 31 de enero de 1935, en una familia noble de samuráis en la isla de Shikoku, en el sudeste de Japón, en un entorno rural que es otro sello de su personalidad.
Hoy, el Nobel encabeza el movimiento japonés que exige un abandono del uso de la energía nuclear tras el accidente en la central de Fukushima, que se produjo como consecuencia del terremoto y el tsunami que azotaron al país el 11 de marzo de 2011.
En lo personal, el nacimiento y su relación con su hijo Hikari, quien sufre autismo y es compositor de música clásica, dio origen a Un amor especial: vivir en familia con un hijo disminuido y la que es quizás su novela más conocida, Una cuestión personal (1964). Un acto de dejar al desnudo la propia alma casi nunca visto en la literatura europea
, escribió un crítico, que lo comparó con La náusea, de Satre, o con Crimen y castigo, de Dostoyevski.