Para el humanista Carlos Montemayor (1947-2010) no hubo un minuto de silencio, sino un aplauso de pie de todos los asistentes el martes por la noche en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, donde se anunció la puesta en marcha de la página web www.carlosmontemayor.mx.

A cinco años de su fallecimiento, que se cumplen el 28 de febrero, el acto fue encabezado por los escritores Bernardo Ruiz, Natalio Hernández, Jorge Ruiz Dueñas y José del Val, con Héctor Orestes Aguilar como moderador. En las primeras filas, las hijas del ensayista, traductor, y activista social, Alejandra y Jimena, así como Susana de la Garza, viuda de Montemayor, quien se ha dedicado a mantener vivos la obra y el pensamiento del autor de La guerrilla recurrente y Pueblos indios de México.

Caballero andante sin armadura

Durante más de una hora se recordó la calidad humana de Montemayor, su compromiso con las causas sociales, su apoyo a los escritores en lenguas indígenas, anécdotas de viajes compartidos, de proyectos convertidos en realidad, su pasión por el canto, la poesía, el ensayo, la novela, mientras en una pantalla se proyectaban fotografías de varios momentos de su vida: con Fidel Castro, Alí Chumacero, en alguna de sus presentaciones como tenor, entre amigos, en sus viajes.

Carlos Montemayor es el intelectual más completo del siglo pasado y de principios de éste. Tenemos muchos intelectuales poderosos, pero concentrados en su mismidad. Carlos tenía una de las inteligencias más sorprendentes y una generosidad absoluta y esa elegancia de caballero andante sin armadura, dijo José del Val, quien recordó el compromiso del ensayista con los pueblos indígenas.

Fue además el único intelectual que asumió la responsabilidad de entender profundamente la violencia en México antes de que explotara de esta manera.

Montemayor nos hace mucha falta ahora que la confusión reina y nuestros intelectuales se esconden y no dicen nada. Espero que este quinto aniversario no sea sólo un momento de reflexionar y acordarnos de él, sino de asumir los compromisos que nos dejó.

Ruiz Dueñas habló de uno de los viajes que hicieron a Brasil, donde compartieron con el poeta Lêdo Ivo, y esa relación de amistad que estuvo signada por la alegría y el festejo de la existencia.

Natalio Hernández mencionó el trabajo que hicieron juntos durante más de 30 años para lograr el reconocimiento de las lenguas originarias y la literatura en idiomas indígenas, su lucha para combatir el prejuicio de que las lenguas indígenas eran dialectos, los talleres que impartió a escritores en esas lenguas. Fue un defensor, subrayó, de las causas de los sectores populares, de las clases marginadas y de los derechos de los pueblos indígenas, y leyó un poema dedicado a Ayotzinapa.

Para cerrar el homenaje la compañía Carretera 45, con la dirección de Antonio Zúñiga, ofreció una lectura dramatizada de tres obras de Montemayor: Las armas del alba, Las mujeres del alba y La violencia de Estado en México.